LA MÚSICA DEMUESTRA MEJORAR LA SALUD EN TODO EL CUERPO Y EN TODA ENFERMEDAD
Y en el camino, siempre la música. La música como inspiración. La música como alimento e hilo conductor de tu vida. La música como emoción.
La música es para muchos una necesidad. Un aliento que nos acompaña, enseña y nos hace mejores. Y es que, la verdadera música es alimento del alma y terapia.
Y afortunados somos cuando escuchamos música y empleamos esos medicamentos al volumen adecuado, es decir, muy elevado. Medicamentos de nombre Tchaikovski, Beatles, Coltrane, Barber, Händel, Jarret, Dylan, Davis, Beethoven, Puccini, Pink Floyd y muchos otros incluidos en el libro de nuestras vidas y emociones.
"Mozart y los Beatles son de los medicamentos más potentes y reactivos"
Medicamentos que nos curan la tristeza, la angustia y nos acompañan. Están con nosotros en momentos de euforia, alegría, éxito, trabajo y estudio, y también en la soledad y la desesperanza. Con ellos bailamos, reímos, lloramos, amamos, recordamos y olvidamos.
“Los seres humanos somos una especie tan lingüística como musical”
La musicoterapia ha demostrado su utilidad en ancianos, niños, embarazadas, personas con enfermedades neurológicas y psiquiátricas y en personas con discapacidades.
Y es que la música nos llega directamente al corazón. Muchos estudios demuestran que en pacientes con enfermedades del corazón la música puede reducir el dolor y la ansiedad y que estos cambios se relacionan con su frecuencia cardíaca y presión arterial. Quizás deberían llenarse de música las consultas, hospitales y salas de espera. Nos iría mucho mejor.
Pero sobre todo, la música nos estremece. Lo sentimos al escuchar una determinada canción, una sinfonía, una pieza de jazz o un aria de ópera en función de nuestras diferentes sensibilidades. Y este estremecimiento, que sentimos en nuestros pelos erizados, tiene una traducción a nivel cerebral. Estudios realizados con técnicas de resonancia nuclear magnética (RNM) funcional demuestran que la música actúa en las áreas del cerebro implicadas en el centro del placer como el núcleo accumbens repletas de dopamina y de receptores de opioides. Quizás estemos en disposición de localizar las emociones y ponerlas color en las imágenes del cerebro.
La música es el medicamento no químico más profundo “La medicina es la más antigua de las artes y de las ciencias: ¿acaso ha de extrañarnos que brote de los sentimientos y los conocimientos más profundos que tenemos?” La relación entre ambas artes, medicina y música, es tan antigua como el hombre
Y en el camino, siempre la música. La música como inspiración. La música como alimento e hilo conductor de tu vida. La música como emoción.
La música es para muchos una necesidad. Un aliento que nos acompaña, enseña y nos hace mejores. Y es que, la verdadera música es alimento del alma y terapia.
Y afortunados somos cuando escuchamos música y empleamos esos medicamentos al volumen adecuado, es decir, muy elevado. Medicamentos de nombre Tchaikovski, Beatles, Coltrane, Barber, Händel, Jarret, Dylan, Davis, Beethoven, Puccini, Pink Floyd y muchos otros incluidos en el libro de nuestras vidas y emociones.
"Mozart y los Beatles son de los medicamentos más potentes y reactivos"
Medicamentos que nos curan la tristeza, la angustia y nos acompañan. Están con nosotros en momentos de euforia, alegría, éxito, trabajo y estudio, y también en la soledad y la desesperanza. Con ellos bailamos, reímos, lloramos, amamos, recordamos y olvidamos.
“Los seres humanos somos una especie tan lingüística como musical”
La musicoterapia ha demostrado su utilidad en ancianos, niños, embarazadas, personas con enfermedades neurológicas y psiquiátricas y en personas con discapacidades.
Y es que la música nos llega directamente al corazón. Muchos estudios demuestran que en pacientes con enfermedades del corazón la música puede reducir el dolor y la ansiedad y que estos cambios se relacionan con su frecuencia cardíaca y presión arterial. Quizás deberían llenarse de música las consultas, hospitales y salas de espera. Nos iría mucho mejor.
Pero sobre todo, la música nos estremece. Lo sentimos al escuchar una determinada canción, una sinfonía, una pieza de jazz o un aria de ópera en función de nuestras diferentes sensibilidades. Y este estremecimiento, que sentimos en nuestros pelos erizados, tiene una traducción a nivel cerebral. Estudios realizados con técnicas de resonancia nuclear magnética (RNM) funcional demuestran que la música actúa en las áreas del cerebro implicadas en el centro del placer como el núcleo accumbens repletas de dopamina y de receptores de opioides. Quizás estemos en disposición de localizar las emociones y ponerlas color en las imágenes del cerebro.
La música es el medicamento no químico más profundo “La medicina es la más antigua de las artes y de las ciencias: ¿acaso ha de extrañarnos que brote de los sentimientos y los conocimientos más profundos que tenemos?” La relación entre ambas artes, medicina y música, es tan antigua como el hombre
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