Vivir mejor con menos 02

38 / VIVIR MEJOR CON MENOS
o los miles y miles de blogs), participa en grandes proyectos
colectivos y abiertos (Wikipedia), crea comunidades
por afinidad (Facebook), evalúa a desconocidos (eBay) y
decide que el acceso es mejor que la propiedad (Spotify
o WuakiTV). La democratización de la generación de
valor en el entorno digital ha provocado una verdadera
revolución, que ha puesto a muchos sectores patas arriba
y ha obligado a reinventar muchos modelos de negocio.
c. La tercera fase es la que llega con el consumo y
la economía colaborativa. Estamos empezando a sacar
del entorno web lo que hemos aprendido a hacer en
internet. Las plataformas digitales del consumo colaborativo
sirven para el encuentro y la generación de
confianza en el espacio digital, pero las interacciones
ocurren (o tienen impacto) en el espacio físico.
Así pues, gracias a internet hemos redescubierto el poder
que tienen las comunidades de ciudadanos organizados
de manera ágil y con un objetivo común compartido.
También hemos experimentado que no necesitamos ser
propietarios de las cosas para poder disfrutarlas. Son cambios
culturales muy profundos y rápidos a los que nos hemos
tenido que adaptar los que nacimos «antes de internet
», y son simplemente «lo normal» para los que han
crecido ya con internet.
EL NUEVO PARADIGMA: EL CONSUMO COLABORATIVO /39
2. La tecnología omnipresente.Ha habido una evolución
tecnológica que nos permite permanecer conectados
todo el día y sin necesidad de estar sentados frente a un
ordenador.
En lo relativo al consumo colaborativo, los teléfonos inteligentes,
siendo España uno de los países del mundo con
mayor penetración de este tipo de dispositivos, ayudan a
que el uso de las plataformas sea muy ágil, y al mismo tiempo
aportan soluciones a temas como la identidad digital, la
geolocalización, sistemas de pagos y en general una mayor
velocidad de respuesta entre los usuarios.
3. La crisis económica. Por supuesto, la crisis económica
ha dado mayor velocidad a los cambios que ya estaban
en marcha. Las crisis siempre han empujado a la gente a
espabilarse, a agudizar el ingenio, a buscar otros caminos
y a aprovechar las oportunidades. Al fin y al cabo, crisis es
sinónimo de cambio, de alternativas. En ese sentido, la crisis
económica mundial que estalló a finales de 2007 (y sigue
en marcha) ha ejercido también de motor del consumo
colaborativo. Frente a la reducción de la capacidad adquisitiva
de muchas familias e incluso la pérdida de empleo,
servicios como Airbnb (para alquilar habitaciones) o Bla-
BlaCar (para compartir trayectos en coche), han permitido
ganar unos ingresos extra muy necesarios o minimizar
los gastos.
40 / VIVIR MEJOR CON MENOS
La crisis también ha ayudado a que mucha gente se replanteara
sus comportamientos y pensara en otra manera
de hacer las cosas a título individual. Los conceptos de la
época de la burbuja inmobiliaria («cómprate dos casas, dos
coches e intenta tener dos Rolex») empezaron a sonar mal.
La sociedad se está despertando con resaca de todo ese hiperconsumo,
y busca alternativas.
Además, la crisis ha destruido la confianza que se había
depositado en gobiernos, partidos políticos y grandes empresas.
La ciudadanía ha visto en el consumo colaborativo una
manera de unirse, autoorganizarse y poder confiar más los
unos en los otros. Como veremos más adelante, las plataformas
de consumo colaborativo se han convertido en un mecanismo
de redistribución de confianza entre los ciudadanos.
La combinación de cultura digital + tecnología omnipresente
+ crisis económica ha resultado ser la fórmula perfecta
para poner a rodar la economía colaborativa.
No es una revolución,
es un renacimiento en red
A estas alturas del libro probablemente ya hayas percibido
que la economía colaborativa representa una revolución
EL NUEVO PARADIGMA: EL CONSUMO COLABORATIVO /41
sistémica para el conjunto de la sociedad. ¿A qué viene
negarlo ahora y decir «no es una revolución, es un renacimiento
en red»?
¿Por qué no es pertinente hablar de revolución? Porque,
según el diccionario, el significado de la palabra «revolución
» es: «Cambio violento en las instituciones políticas,
económicas o sociales de una nación». Para verlo de
una manera gráfica, pensad en la Revolución francesa, la
toma de la Bastilla y el uso de las guillotinas. Por suerte,
hoy en día no hace falta una revolución como las de antaño
para mejorar el sistema. No hace falta ni tomar el poder,
ni mucho menos matar a nadie.
La gente que lidera las iniciativas de la economía colaborativa
lo sabe y en ningún caso inician sus proyectos con el
ánimo destructivo que implica una revolución. La Wikipedia
no se creó para destruir la Enciclopedia Británica ni Encarta
(la enciclopedia de Microsoft). Tampoco BlaBlaCar se
ha creado para eliminar los trenes o los autobuses; son servicios
que añaden opciones y complementan la oferta actual
con innovaciones de base tecnológica. Hoy es habitual que la
innovación en un sector llegue desde una empresa que nada
tiene que ver con el sector en cuestión, y que lo reinventa de
arriba abajo usando una solución completamente diferente.
Por el contrario, sí es pertinente hablar de «renacimiento
». Los renacimientos son momentos históricos de
42 / VIVIR MEJOR CON MENOS
recontextualización, en los que nuestra perspectiva gira
dramáticamente. Las historias que hemos venido usando
ya no funcionan y se crea una nueva narrativa social.
Los renacimientos formulan un nuevo horizonte. El horizonte
de una sociedad basada en la economía colaborativa
se puede resumir en el siguiente esquema (a la izquierda
está lo que dejamos atrás, y a la derecha, lo que obtenemos
a cambio):
Yo ————————————————————— Nosotros
Propiedad ——————————————————— Acceso
Global ———————————————————— Local
Centralización —————————————— Distribución
Competición——————————————— Colaboración
Compañía —————————————————— Personas
Consumidor ———————————————— Productor
Publicidad————————————————— Comunidad
Crédito ——————————————————Reputación
Dinero ————————————————————— Valor
B2B——————————————————————— P2P
Hiperconsumo ———————— Economía colaborativa
El horizonte de un renacimiento es algo difuso e inconcreto
pero muy inspirador. El horizonte no surge contra
nada ni nadie, y en todo momento formula una invitación
constante a unirse: «¡No nos mires, únete!», coreaban los
indignados españoles en el 15-M. Los usuarios de los servicios
de consumo colaborativo hacen lo mismo cuando
EL NUEVO PARADIGMA: EL CONSUMO COLABORATIVO /43
cuentan sus experiencias a sus amigos: «Úsalo. Resulta más
práctico y más divertido».
Los que nos vamos sumando a este renacimiento que
representa la economía colaborativa entendemos que no
hay «un final» o «una respuesta correcta», sino que hay experimentación
y mejora permanente en base a una serie de
conexiones a escala global. Van apareciendo proyectos en
todos lo frentes (consumo, producción, finanzas, conocimiento)
de los que se aprende para seguir mejorando globalmente.
Todo ello, a una velocidad endiablada.
«¡No nos mires, únete!»

3
¿Cómo formar parte de la
economía colaborativa?
Aunque nada cambie, si yo cambio,
todo cambia.
HONORÉ DE BALZAC
Mis primeras experiencias
Compartir y alquilar no es nada nuevo, compartimos todos
los días de una manera normal porque nos beneficia a todos.
Lo hacemos sin darnos cuenta y sin darle mayor importancia
porque es de sentido común. Si alguna vez has ido
en transporte público, has dormido en un hotel, has usado
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la lavandería en tu barrio, has hecho una fotocopia o has
alquilado unas sillas para una fiesta, ya has sido partícipe
de la economía colaborativa. Es fácil, ¿no?
Una persona como tú empieza a compartir en otros ámbitos
del día a día porque le parece la opción más práctica
en ese momento. En general, no vas a darte cuenta de que
estás formando parte de algo que se podría definir como
un movimiento ciudadano a escala global. Compartes porque
a ti te resulta fácil y eficiente. Y nada más.
BICING: DEL PRODUCTO AL SERVICIO
En mi caso particular, la primera experiencia fue con el
Bicing (sistema de bicicleta pública compartida en Barcelona
que opera desde 2007, con un coste anual que está
algo por debajo de los 50 euros e incluye un seguro de
accidentes). Este tipo de servicio de bicicleta pública compartida
se ha hecho muy popular en todo el mundo y es
uno de los medios de transporte urbano que más ha crecido
en los últimos años.
Mi motivación para ser socio del Bicing era una mezcla
de análisis económico (coste anual muy ajustado) y análisis
de eficiencia (tengo acceso a más de 6.000 bicicletas en
toda la ciudad y además no me la pueden robar porque no
¿CÓMO FORMAR PARTE DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA? /47
es mía). Es cierto que a veces no hay bicicletas en las estaciones,
o que algunas de las bicicletas no funcionan a la
perfección, pero en términos generales el servicio cumple
con lo que se espera de él. En el resto de España destacan
sistemas como el Sevici de Sevilla, Valenbisi de Valencia,
Bizi de Zaragoza, o el reciente BiciMAD en Madrid.
En este tipo de proyectos lo que hacemos es cambiar la
compra del producto por la suscripción a un servicio gestionado
por una empresa que nos da acceso al producto, la
bicicleta, cuando lo necesitamos. Es lo mismo que, por
ejemplo, ya hizo Spotify con la música o WuakiTV con el
vídeo en Internet. Se puede catalogar como una tipología
«básica» de compartir. Se centra en la conveniencia, más
que en la generación de una comunidad de usuarios.
COUCHSURFING: EL MERCADO DE ALOJAMIENTOS BASADO
EN LA CONFIANZA Y LA REPUTACIÓN
Mi segunda experiencia, aun sin saber nada del concepto
de «consumo colaborativo», fue con CouchSurfing. La
red de CouchSurfing, en servicio desde 2003, permite alojar
gente o ser alojado en casa de gente de manera gratuita,
ya sea en un sofá (couch) o en una cama. No se exige
reciprocidad, es decir, no se espera que tú vayas a la casa
48 / VIVIR MEJOR CON MENOS
de la persona que has alojado, sino que la red en su conjunto
se equilibra entre gente que hospeda y gente que es
hospedada.
Yo empecé ofreciendo un colchón en el piso que tenía
alquilado en Taipéi. Alojé a gente de Japón, España, Taiwán
(estudiantes que venían de otras ciudades) e incluso a un
sueco que había servido en la guerra de Afganistán. Aprendí
cómo funciona un servicio de consumo colaborativo y,
además, gracias a los comentarios positivos que la gente
dejó en mi perfil, pude ser alojado por desconocidos en
otros países (China, Australia, Indonesia, Brasil) durante
el viaje de siete meses regresando a Barcelona. Todo gratis.
Ideal, ¿no?
En el caso de CouchSurfing la empresa no crea la oferta
de alojamientos sino que son los propios usuarios quienes
construyen la oferta siguiendo un modelo puramente
P2P (peer-to-peer, es decir « r de igual a igual»). Aunque el
ahorro es obvio (¡es gratuito!), es la parte social la principal
motivación para participar en la red CouchSurfing que
atrae básicamente a jóvenes mochileros. Para poder ser
alojado, uno debe ganarse la confianza de los desconocidos
para ser aceptado en su casa; si actúas como si fuera
un hotel gratuito, o abusas de la confianza depositada en
ti, tendrás comentarios negativos en tu perfil que harán
casi imposible volver a ser alojado por otro miembro de la
¿CÓMO FORMAR PARTE DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA? /49
red. Veremos más detalles de CouchSurfing un poco más
adelante, en este mismo capítulo.
Esto son solo dos ejemplos con los que quiero ilustrar
lo fácil que resulta empezar a ser compartidor y formar parte
activa de la economía colaborativa.
Los compartidores
¿Cómo es la gente que comparte y por qué lo hace? ¿Somos
raros? Para saberlo, lo mejor es preguntar a los usuarios.
Para ello, desde el blog de ConsumoColaborativo y con el
apoyo de la empresa de coches compartidos en Barcelona
Avancar, organizamos un pequeño estudio al que llamamos
«Compartidores» (<http://bit.ly/compartidores2014>).
¿POR QUÉ COMPARTE LA GENTE?
La gente que nos acompañó en este ejercicio de autorretrato
confesó ser gente práctica que comparte bienes y recursos,
no solo para ser más sostenibles sino también para ser
más eficientes. Está claro que comparten por dinero pero
no únicamente por dinero, ya que el hecho de poder consumir
siguiendo ciertos valores era primordial para los
compartidores. En general, eran gente más motivada por
50 / VIVIR MEJOR CON MENOS
consumir experiencias más humanas e incluso por el «efecto
sorpresa» que conllevan a menudo las relaciones entre
dos personas. En resumen: gente feliz y optimista a la que
seguro te gustaría encontrarte.
Otros estudios más amplios que el nuestro llegan a conclusiones
similares, pero con una división interesante entre
beneficios racionales y beneficios emocionales para formar
parte de esta economía colaborativa.
Los beneficios racionales son lo que motivan de entrada
a los usuarios. Los beneficios económicos (medidos en
dinero y/o tiempo) son los que se perciben en primer lugar.
Desde el punto de vista del consumidor, se puede obtener
ese bien/servicio a un precio bajo o gratuito, y desde
el punto de vista del productor (el usuario que ofrece el
bien o servicio) se pueden generar ingresos extras que llegan
a 200-300 euros al mes fácilmente. Esta parte de beneficios
racionales también incluye la flexibilidad que aportan
estos servicios y la oportunidad de acceder de manera
puntual a bienes y servicios que uno no podría permitirse
comprar.
Los beneficios emocionales se descubren mayoritariamente
al usar los servicios de consumo colaborativo. Sentirse
parte de una comunidad es lo que realmente engancha
y lo que hace que la gente repita. Los beneficios emocionales
también incluyen el sentimiento de ayuda mutua y el
¿CÓMO FORMAR PARTE DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA? /51
sentirse inteligente por consumir de una manera más racional
y eficiente.
Las motivaciones de índole medioambiental, que entrarían
dentro de la parte de beneficios racionales, siempre
aparecen en tercer lugar. Es evidente que si comparto el coche
o intercambio la ropa estoy ayudando a conservar el
medioambiente, pero los usuarios no piensan mucho en
ello cuando deciden ser compartidores.
¿CÓMO ES LA GENTE QUE COMPARTE?
Como la variedad de servicios de los que hablaremos es
muy dispar, no existe un perfil de usuario tipo perfectamente
definido pero sí que hay algunas características que
son recurrentes.
Se trata en un mayoría de gente de clase media, o mediaalta,
con un avanzado nivel de cultura digital, capaz de realizar
el análisis de coste/beneficio y capaz de generar y dar
confianza a desconocidos. De hecho, atraer a gente de otros
segmentos de población es uno de los mayores retos a los
que se enfrentan los proyectos de consumo colaborativo.
Es habitual que los cambios culturales se vean liderados
por «jóvenes urbanos» antes de extenderse a la población
en general. Pensad en el proceso de adopción de internet,
52 / VIVIR MEJOR CON MENOS
por ejemplo. El consumo colaborativo sigue un patrón similar.
Algo más de la mitad de los usuarios de BlaBlaCar,
Carpooling y Airbnb se sitúan por debajo de los cuarenta
años, aunque si se investiga en detalle, uno encuentra usuarios
de todas la edades. En general, hay un número similar
de hombres y de mujeres, incluso en algunos servicios las
mujeres pueden representar una ligera mayoría.
¿CUÁNTA GENTE COMPARTE?
Compartir se está normalizando rápidamente. Tres de cada
cuatro europeos participa o cree que participará en los servicios
de consumo colaborativo, y por lo tanto podemos
considerar que ya forma parte de la economía colaborativa
de algún modo.
Esta cifra del 3 sobre 4 (75 por ciento) parece ser la cifra
mágica. El estudio «Tendencias del consumo colaborativo
en España» de Avancar revela que el 75 por ciento de
la población española ya ha alquilado o compartido algún
bien o servicio en algún momento de su vida. Es la misma
cifra en Francia: el 75 por ciento de los franceses confiesan
ser practicantes de algún tipo de servicio colaborativo.
Lo interesante es que solo un 25 por ciento (Francia) o
un 17 por ciento (España) de la población ha oído hablar
¿CÓMO FORMAR PARTE DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA? /53
de «consumo colaborativo» o «economía colaborativa».
Aún hay mucho trabajo de difusión por hacer.
¿Te queda algún tipo de excusa racional para no ser
un/a compartidor/a? ¿Qué mejor que unirse a este grupo
de consumidores inteligentes, optimistas y prácticos
que ganan (o ahorran) dinero y que además ya son mayoría?
La movilidad compartida
Tengo que confesar algo: me saqué el carnet de conducir
bastante tarde y nunca me he comprado un vehículo. Aun
con estos «inconvenientes» mis padres y mis amigos te
dirán que soy una de las personas más móviles que conocen.
Sin que fueran de mi propiedad, he conducido una
amplia variedad de coches, furgonetas, autocaravanas (incluso
con el volante a la derecha), motos, ciclomotores, bicicletas,
etc.
Es habitual que al explicar el consumo colaborativo
se empiece hablando de movilidad colaborativa porque es
uno de los sectores donde el consumo colaborativo está
teniendo mayor impacto. Como usuario es probable que
tu primera experiencia con el consumo colaborativo también
esté relacionada con la movilidad colaborativa, ya
54 / VIVIR MEJOR CON MENOS
que son los servicios que presentan una barrera de entrada
menor.
Como he comentado, uno de los motores del consumo
colaborativo es un cambio cultural propiciado por la cultura
digital. El caso de la movilidad es uno de los más evidentes.
Después de la Segunda Guerra Mundial el coche
se convirtió en un símbolo de madurez, prosperidad y libertad.
Para los jóvenes americanos, adquirir un automóvil
era considerado como un rito de entrada en la vida adulta.
Y para las familias, un vehículo era símbolo de estatus y buena
vida. Los tiempos, sin embargo, han cambiado, y para
las nuevas generaciones los teléfonos inteligentes y tabletas
han sustituido al automóvil como icono de libertad. En Madrid,
según una encuesta reciente, seis de cada diez jóvenes
entre 18 y 25 años prefiere el móvil/tablet al coche.
¿No te lo crees? Pregunta a un joven: ¿te quieres comprar
un coche? «Ni ganas», «¿Para qué? Es una carga mantenerlo
», o «Es un gasto innecesario, prefiero invertir el dinero
en otras cosas», suelen ser respuestas habituales. La
población de 18 a 24 años con carnet de conducir ha caído
del 20 por ciento al 8 por ciento en tres décadas.
Y si no tengo coche propio, ¿qué alternativas al coche
en propiedad puedo usar hoy en España?
¿CÓMO FORMAR PARTE DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA? /55
CARSHARING
Carsharing es el anglicismo que utilizamos para referirnos a
las empresas que gestionan una flota de coches (de gasolina
en su mayoría, con híbridos y eléctricos en algunos casos)
que se pueden alquilar por horas de manera muy ágil (mediante
una aplicación o un sitio web). Los coches se encuentran
estacionados en aparcamientos subterráneos en el centro
de las ciudades y lo habitual es tener que recoger y
devolver el coche en el mismo aparcamiento.
Se paga solo por el uso de vehículo, y el precio incluye
el carburante y el seguro. Es un servicio pensado tanto para
particulares como para empresas, y es conveniente tanto
para distancias cortas dentro de la ciudad como para recorridos
de media distancia. Si se van a hacer muchos kilómetros
al mes habrá que evaluar si pueden resultar más interesantes
otras alternativas.
En Madrid, empresas como RespiroMadrid o BlueMove,
que también ofrece servicio en Sevilla, tienen tarifas que empiezan
en los 2 euros a la hora. En Barcelona, Avancar fue el
carsharing pionero. Empezó a operar en 2005 con apoyo institucional
y acabó comprada por la multinacional Zipcar en
2012. Ahora la misma tarjeta que se usa en Barcelona se puede
usar para acceder a los más de 10.000 vehículos de la red
Zipcar en Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y Austria.
56 / VIVIR MEJOR CON MENOS
El carsharing es una idea que tiene todo el sentido del
mundo una vez se sabe que un automóvil se pasa, de media,
el 95 por ciento del tiempo estacionado y que el coste
mensual de mantenimiento y uso del automóvil es superior
a los 500 euros al mes (aparcamiento, combustible, seguro,
reparaciones, limpieza, amortización, etc.). ¡La de horas de
carsharing y la de taxis que uno puede coger con ese mismo
dinero!
Por si todo esto fuera poco, un coche de carsharing quita
de la circulación entre 15 y 20 coches privados. Una reivindicación
histórica del sector, por el momento no atendida por
las administraciones, es la de disponer de plazas en superficie
y descuentos en el uso de zonas de estacionamiento controlado.
Solo se ha conseguido para la parte eléctrica de la
flota de coches de carsharing.
También se observa que, debido al proceso de reserva
necesario, los usuarios de servicios de carsharing son más
conscientes del uso del coche. Reducen el número de kilómetros
en coche e incrementan su uso del transporte público.
Todo ello, junto a una flota de coches moderna y bien
mantenida, contribuye a una reducción de las emisiones de
CO2 relacionadas con la movilidad en las ciudades.
En general estas empresas que ofrecen servicios B2C
(business-to-consumer) no necesitan de sistemas de reputación
entre usuarios. La confianza de los usuarios se deposita
¿CÓMO FORMAR PARTE DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA? /57
en la empresa que se encarga de que todo el sistema funcione
y que también responde ante las incidencias que puedan
acontecer.
COMPARTIR TRAYECTOS EN COCHE O CARPOOLING
Seguro que has compartido coche para ir al campo o a la
playa con tus amigos o familiares, ¿me equivoco? Es justo
lo que proponen empresas como BlaBlaCar.es («Conectamos
conductores con pasajeros para compartir coche»),
Carpooling.es («La plataforma para compartir coche más
grande de Europa») o Amovens.es («Encuentra compañeros
para compartir coche»), que permiten hacer lo mismo,
pero en vez de hacerlo con tus amigos y familiares lo vas a
hacer con gente desconocida que precisa viajar al mismo
destino que tú.
Como conductor puedes publicar el trayecto que vas a
realizar con tu coche y esperar a pasajeros-candidatos que
estén interesados en compartir viaje y gastos. Los propios
conductores son quienes generan la oferta de viajes en la
plataforma.
Cuando eres pasajero, el servicio presenta un sencillo
buscador (origen, destino y fecha), un sistema de filtros y
métodos de contacto ágiles y sencillos con los conductores.
58 / VIVIR MEJOR CON MENOS
Como en este caso se pone en contacto gente que no se
conoce, es necesario generar confianza entre ellos mediante
la plataforma. Para ello se incluye un sistema de identidad
digital verificada, fotos de las personas (el rostro es lo más
importante) y los vehículos, valoraciones cruzadas entre
conductores y pasajeros, conexiones con las redes sociales,
amigos en común, etc. La suma de todas estas herramientas
e indicadores sirve para crear la reputación personal que genera
la confianza en el resto de usuarios. Esta confianza es
el aceite que permite que todo el sistema funcione. Algunas
plataformas ofrecen la fórmula de «solo para mujeres» para
aumentar el nivel de confianza entre las usuarias.
Al principio fueron empresas privadas, instituciones y
gestores de eventos (conciertos, festivales, pruebas deportivas...)
los que impulsaron el carpooling con sistemas cerrados
a medida. Al tener un destino común, el encuentro de
la oferta/demanda resulta más simple, a la vez que ayuda a
tener un grado extra de confianza entre los pasajeros y el
conductor.
Ahora el uso se ha popularizado a tal escala (más de dos
millones de trayectos/mes si se suman las principales plataformas
europeas) que resulta muy fácil encontrar gente con
quien compartir coche, trayecto y gastos. Las rutas más populares
en España son Madrid-Valencia (aprox. 18 euros),
Madrid-Barcelona (aprox. 26 euros) y Barcelona-Valencia
¿CÓMO FORMAR PARTE DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA? /59
(aprox. 16 euros). Poner un precio a estos trayectos ayuda
también a ser más consciente del coste del uso del coche
particular.
Estas plataformas, en sus términos y condiciones de uso,
especifican que solo se pueden compartir gastos sin generar
un lucro para el conductor. Hay un precio sugerido por el
sistema (que se puede subir/bajar un poco) pero en todo caso
el propio mercado ajusta el precio. Si subes mucho el precio
pensando ganar dinero quedarás fuera del mercado comparado
con los otros conductores que ofrecen la misma ruta.
Para facilitar el registro de nuevos miembros, y con ello
convertirse en el líder de la categoría de trayectos compartidos,
el pago entre pasajero y conductor se ha venido efectuando
en mano en todas las plataformas. A lo largo de
2014 algunas de estas están introduciendo el pago a través
de la web (sobre el que se quedan una comisión de un
–10 %) e incluso un sistema de reserva de plazas para garantizar
que el pasajero y el conductor se personen en el
lugar de encuentro a la hora acordada. «En otros países
donde se ha implantado el sistema de reservas hemos reducido
de un 35-40 por ciento a un 4 por ciento la tasa de
plantones», explica Vincent Rosso, country manager de Bla-
BlaCar para España y Portugal.
Los beneficios de compartir viajes resultan obvios: ahorro
de dinero para todos los participantes, las relaciones
60 / VIVIR MEJOR CON MENOS
sociales que se crean y la disminución de las emisiones de
CO2 al reducir la cantidad de vehículos circulando.
Algunas de las plataformas organizan encuentros con
sus usuarios, habitualmente en el marco de una ciudad.
Además de escuchar de primera mano las opiniones de sus
usuarios, a los más experimentados y a los que tienen mejor
reputación se les nombra «embajador».
La próxima vez que vayas en coche observa a tu alrededor.
«Solo en España hay cien millones de asientos vacíos
al día, por lo que el potencial de optimización es brutal»,
comenta Vincent Rosso. Normalizar y promocionar las diversas
plataformas de trayectos compartidos en coche es la
manera más evidente de mejorar la circulación en nuestras
carreteras.
En resumen, los trayectos compartidos hacen gestionar
de manera eficiente un exceso de capacidad (los asientos vacíos)
gracias a la creación de una comunidad de usuarios
que tienen mecanismos para generar confianza entre ellos.
De algún modo hacen visible una ineficiencia que era invisible
porque nadie se había molestado en contar los asientos
vacíos que circulan por nuestras carreteras. Como verás, esta
misma fórmula sirve para definir muchos de los servicios de
consumo colaborativo que describiré en las próximas páginas.
Simplemente intercambia «asientos vacíos» por otros
bienes o servicios que están ahí pero que no se usan.
¿CÓMO FORMAR PARTE DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA? /61
ALQUILER DE COCHES ENTRE PARTICULARES
A veces lo que necesitas es un coche o una furgoneta durante
varios días. Solo en España hay aproximadamente
29 millones de coches, de los cuales, cinco millones apenas
salen del garaje. ¿No podrías alquilar el coche a un vecino
de tu ciudad que no lo vaya a usar los próximos días?
El servicio de alquiler de coches entre particulares,
también llamado carsharing P2P (peer to peer, «de igual a
igual»), es para aquellos que quieren obtener una rentabilidad
de su vehículo mientras no lo utilizan, por ejemplo
durante la semana laboral o un período de vacaciones, y lo
alquilan a otras personas por una cantidad de dinero.
SocialCar es la empresa que ha venido ofreciendo este
servicio en España, tanto a residentes como a turistas. Ser
pionero tiene sus ventajas y sus inconvenientes. SocialCar
tuvo que crear y negociar un tipo nuevo de seguro que incluye
un conductor universal, obligatorio si quieres alquilar
tu coche, y buscar la mejor manera de emitir las facturas
y facilitar el pago de los correspondientes impuestos
sobre estos ingresos. Lanzaron el servicio en Barcelona en
2011 una vez resueltos estos temas. Ahora ya disponen de
coches para alquilar en muchas ciudades de España.
De nuevo, con un simple buscador de lugar, fecha y duración
del alquiler podrás encontrar qué coches y a qué
62 / VIVIR MEJOR CON MENOS
precio están disponibles. Si quieres reservar uno, el sistema
manda un mensaje al propietario para que pueda aceptar o
rechazar tu petición. Un perfil completo y comentarios positivos
vuelven a ser claves para generar la confianza entre
tú (potencial conductor) y el propietario del vehículo.
Cuando el alquiler se confirma, quedas con el conductor
para hacer la entrega de llaves (en mano) y la revisión
del estado del vehículo. El hecho de realizar la entrega de
llaves en mano y tener que devolver el coche a la misma persona
genera un grado extra de compromiso y confianza.
Mar Alarcón, fundadora de SocialCar, me comenta que
además del hecho de consumir de una manera más racional
y eficiente, los usuarios de la plataforma también están muy
motivados por el sentimiento de ayuda mutua. Resulta habitual
que un conductor alquile de manera pseudorregular
un coche al mismo propietario, por lo que se establece una
relación de amistad entre ellos. Alquilar el coche a través
de la plataforma, aunque tiene una comisión del 15 por
ciento, les sigue saliendo a cuenta por el hecho de estar cubiertos
por el seguro y para seguir mejorando sus perfiles
de usuario.
Con la experiencia acumulada, SocialCar ha ampliado
su oferta y ahora se está expandiendo en los estacionamientos
de larga duración de los aeropuertos. ¿Qué tal si en vez
de tener que pagar por aparcar, puedes ganar dinero y te
¿CÓMO FORMAR PARTE DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA? /63
limpian el coche mientras tu estás de viaje? Resulta difícil
buscar argumentos racionales en contra de esta propuesta.
Otra de las ventajas de los modelos colaborativos directamente
entre particulares es la gran diversidad de oferta
que pueden agrupar. Como los coches no pertenecen a SocialCar,
sino que simplemente los ofrece en su plataforma,
pueden, por ejemplo, disponer de coches adaptados para
personas con movilidad reducida. Una empresa tradicional
de alquiler de coches no podría planteárselo debido al coste
de mantenimiento de la flota.
Esta misma empresa protagonizó una anécdota muy divertida
con uno de sus usuarios. Se dio de alta un usuario
con un nombre algo particular (Weleló) y como no se aceptan
pseudónimos tuvieron que llamarle para verificar sus datos.
Antes de hacerlo buscaron por Internet y descubrieron
que se trataba de un cantante de música rap que había hecho
una canción acerca de cómo pronunciar correctamente
su nombre («Weleló - ¿sabrás decirlo?»). Al llamarle y
pronunciar correctamente su nombre quedó encantado con
el servicio de atención al cliente. Tras varias experiencias positivas
alquilando su coche en la plataforma decidió escribir
y poner música a un rap para SocialCar. Con algo del presupuesto
de marketing de la empresa el rap se convirtió en este
videoclip: «Mi coche es tu coche» (<http://bit.ly/micocheestucoche>)
y resulta un perfecto ejemplo de cómo los
64 / VIVIR MEJOR CON MENOS
usuarios satisfechos son el mejor marketing posible para las
plataformas de consumo colaborativo.
EL COCHE DEL BARRIO
Una de las últimas ideas en el ámbito de la movilidad compartida
llega de la mano de Bluemove en Madrid. Bluemove
ha creado una solución híbrida entre un carsharing tradicional
(que es lo que ha venido haciendo Bluemove) y un
alquiler de coches entre particulares (lo descrito en el bloque
anterior)
En Bluemove Community, un proyecto probablemente
pionero a nivel mundial, los vecinos que quieran pueden
adquirir un coche nuevo para compartirlo con el resto de
personas de su barrio, pasando a ser el «coche de barrio».
El «vecino conector» es quien adquiere el vehículo a través
de un contrato de renting de entre 50 y 150 euros al mes.
Las condiciones de financiación serán muy beneficiosas
siempre y cuando el «conector» comparta un porcentaje del
tiempo de uso del coche dentro de Bluemove community,
y promueva su uso entre de sus vecinos. La iniciativa, de
muy reciente creación, espera que un mismo coche sea compartido
por cuarenta vecinos. Os recomiendo seguir de cerca
su evolución.
¿CÓMO FORMAR PARTE DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA? /65
Gracias a la tecnología integrada de serie en los vehículos,
no es necesario el intercambio de llaves en mano, ya
que el alquiler se hace de manera inmediata gracias a una
aplicación móvil. Así como hace unos años al comprar un
coche la opción era el equipo de música, ahora la opción
será la instalación de la tecnología para compartir el coche.
Interesante evolución, ¿verdad?
LOS MÁS POLÉMICOS: COMPARTIR TRAYECTOS
DENTRO DE LA CIUDAD
Por un lado, junto al desarrollo de multitud de aplicaciones
para pedir taxis, han aparecido servicios como JoinUpTaxi,
que permite compartir el taxi con gente que va al mismo
lugar o en la misma dirección. Cuando mejor funciona es
para trayectos de la ciudad al aeropuerto o para grandes
eventos como festivales de música o ferias. Hasta aquí no
hay polémica y se trata de optimizar costes y reducir emisiones
de CO2. Todos contentos.
La polémica llegó a principios de 2014 cuando el servicio
UberPOP se inició en Barcelona. UberPOP se define como
una plataforma de compartir trayectos en entorno urbano con
conductores locales. Todo ello en tiempo real y pulsando unos
pocos botones en la aplicación para Android o iPhone.
66 / VIVIR MEJOR CON MENOS
Los conductores son ciudadanos locales dispuestos a
compartir su propio coche durante un viaje, proporcionando
transporte a otros ciudadanos, por lo que están ofreciendo
un servicio comparable al de un taxi tradicional
pero sin las licencias ni seguros que se exigen habitualmente
para el vehículo y el conductor. Como era previsible, ello
ha generado una fuerte oposición del sector del taxi e incluso
(en el momento de escribir esto) la apertura de un expediente
por parte de la Administración autonómica. Según
la Generalitat, una aplicación que pone en contacto a
usuarios y chóferes y cobra el servicio debe considerarse
como un transporte público más y, por tanto, «está sujeta
a un régimen de autorización previa». Por contra, desde la
Unión Europea han dicho que este tipo de servicios no deberían
prohibirse, aunque sí que piden que se añadan ciertas
mejoras a nivel de pago de impuestos y seguros para los
conductores y los pasajeros.
Las polémicas con este servicio (o servicios similares
como Lyft.me, Djump.in, etc.) no son nuevas. Varias ciudades
en Estados Unidos lo han prohibido, lo mismo que en
Bruselas y en París están trabajando en su regulación aunque
sin mucho éxito por el momento. Ante la presión, y
para evitar el tema del «pago», algunas aplicaciones han
optado por pasar al «donativo sugerido», con lo que quedan
en un terreno aún más indefinido que deja totalmente
¿CÓMO FORMAR PARTE DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA? /67
fuera de juego a la regulación actual. Al igual que ocurrió
con la música y los medios de comunicación, la tecnología
está difuminando las barreras entre lo que se considera
profesional y lo que cae en el ámbito de lo amateur y
puntual.
Como veremos en un apartado dedicado al tema más
adelante, la regulación es necesaria y beneficiosa para el
desarrollo de estas iniciativas. Un marco legal claro proporciona
seguridad a todas las partes involucradas. En el
campo de compartir trayectos urbanos el ejemplo más interesante
es la regulación que, tras un año de observación
y deliberación, ha hecho la Comisión de Utilidades Públicas
de California (CPUC). Para regular este tipo de servicios
creó una nueva categoría: «Compañía de Red de Transporte
» (Transportation Network Company, TNC), que se
aplica «a compañías que proveen servicios de transporte
acordados con anterioridad por una compensación económica,
usando una aplicación online o una plataforma para
conectar pasajeros con conductores que usan sus vehículos
personales». La CPUC estableció 28 reglas para las TNC,
entre ellas, el chequeo de antecedentes penales de cada
conductor, una inspección de 19 puntos para los coches, un
programa de entrenamiento para conductores, una política
de tolerancia cero para alcohol y drogas, y un seguro
que cubra a los pasajeros en caso de accidentes. Es decir,
68 / VIVIR MEJOR CON MENOS
hablamos de una semiprofesionalización de la prestación
del servicio entre particulares.
Y para cerrar este bloque y dejar volar un poco la imaginación,
un último apunte: uno de los principales inversores
de Uber es Google. Esta compañía también es conocida
por su proyecto de coches que conducen de manera
autónoma. ¿Qué ocurrirá cuando se combinen Uber y los
coches autónomos? ¿Qué sentido tendrán las licencias para
conductores y para vehículos en ese contexto?
Y ESTO ES SOLO EL PRINCIPIO
Sin duda, la movilidad colaborativa representa la punta de
lanza del consumo colaborativo y es lo que permite iniciar el
cambio cultural en la mentalidad de consumo en una sociedad
concreta. Este patrón se está repitiendo ahora en muchos
países de Latinoamérica en los que están apareciendo multitud
de carpooling (Rides en México, Adedo en Chile, HagamosPool
o SincroPool en Argentina, SocialCar en Ecuador,
etc.), algunos carsharing (Carrot en México o ZazCar en
Brasil) y también alquiler de coches entre particulares
(Arriendas en Santiago de Chile). Tanto Uber como Cabify
(servicio similar de origen español) ofrecen servicio en ciudades
como Bogotá, México, Lima o Santiago de Chile.
¿CÓMO FORMAR PARTE DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA? /69
La movilidad compartida va mucho más allá de los coches.
De entrada, sea tu coche o no, hay que poder aparcar
en algún momento y ahí entran proyectos como Wesmartpark,
Parclick o Parkinghood, que facilitan encontrar
estacionamiento en aparcamientos tradicionales, aparcamientos
de hoteles/estadios o incluso en plazas de aparcamiento
de gente particular. Siguen la idea que inició
ParkAtMyhHouse en Reino Unido.
El transporte de mercancías es poco eficiente y van
apareciendo proyectos colaborativos para ayudar. Para particulares,
CanUBring (de origen chileno) o Backpackbang
sirven para pedir cosas a la gente que viaja al extranjero.
En Movesimo (en España) o Rutear (en América Latina) se
ofrece que las empresas puedan compartir los vehículos de
carga y reducir así los costes de transportar la mercancía.
Dentro de las ciudades, Uber ha lanzado Uber RUSH en
Nueva York, que usa la red de conductores Uber para realizar
mensajería urbana, y DHL está experimentado con
MyWay para cubrir «la última milla».
Las compras colectivas y la reventa de billetes también
están a la orden del día. ComparteTren, TrenHub
y varias páginas en Facebook permiten revender billetes
que no vas a usar y buscar compañeros para la tarifa
mesa promocional en los trenes de Alta Velocidad (AVE).
Para los billetes de avión que no vas a usar, contacta con
70 / VIVIR MEJOR CON MENOS
Changeyourflight para recuperar parte del coste de los
mismos.
Creo que dentro de diez o quince años nos reiremos al
hablar de cómo teníamos organizada la movilidad a principios
del siglo XXI.
El viajero colaborativo
El viajero de hoy en día busca economizar (¡para poder
viajar más días, claro!) y conocer de primera mano a las
personas y la cultura local sin los filtros de los viajes organizados.
Las iniciativas de turismo colaborativo ayudan a
cumplir ambos objetivos de manera directa. Prácticamente
todos los sectores de la industria turística, excepto la
aviación comercial, se han visto ya afectados por las ideas
del consumo colaborativo: alojarse, comer y conocer el destino
de la mano de personas locales.
DORMIR EN CASA DE DESCONOCIDOS Y GRATIS, ¿EN SERIO?
La primera vez que oí hablar acerca de la idea de CouchSurfing
(CS), una web que facilita ser alojado en casa de desconocidos
de manera totalmente gratuita, también me sonó
¿CÓMO FORMAR PARTE DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA? /71
raro. ¿Por qué alguien que no conozco va a hospedarme en
su casa como si fuera un amigo o un familiar? ¿Cómo es
posible que millones de personas participen en esta red de
favores? Para entender las cosas, lo mejor es probarlo.
Creé mi perfil en la red CS a principios de 2011 cuando
vivía en el centro de Taipéi. Mi oferta, acompañada de
algunas fotos del apartamento, era de alojar a una o dos
personas máximo en un colchón puesto en el suelo del comedor.
Es importante destacar que no es obligatorio poder
alojar a gente para participar de la red. Mucha gente no dispone
del espacio necesario en su casa pero estará encantada
de tomar un café contigo y explicarte más acerca de su
ciudad. Hay varias opciones para formar parte de la red
CS. En cualquiera de los casos, para que la gente de la red CS
pueda conocerte hay que describirse: nombre, origen, idiomas,
intereses, experiencia en CS, qué puedes enseñar o
qué quieres aprender, dónde has viajado, etc. En mi caso
enlacé con algunos amigos que ya estaban en CouchSurfing
y ellos dejaron comentarios positivos acerca de nuestra
amistad. Como no hay dinero de por medio, lo único
que la otra persona va a tener en cuenta al pensar si te va a
alojar o no es tu perfil.
Ponte en la situación de ir a dormir en casa de alguien.
¿Irás a casa de alguien con dos gatos si eres alérgico al pelo
de gato? ¿Irás a casa de alguien con el que solo puedes
72 / VIVIR MEJOR CON MENOS
hablar en chino? ¿Irás a casa de alguien que se describe
como gran defensor del nudismo? Lo cierto es que no hay
respuesta correcta ya que dependerá de tus propios intereses
y habilidades, claro. Por eso la información del perfil es
tan importante.
Tras la creación del perfil, en un período de dos meses
pasaron por casa Annhou Tsai (estudiante taiwanés que conocía
mejor el cine español que yo mismo), Joan Camps
(chico catalán profesor de castellano en el sur de la isla que
pasó unos días en la capital) y ChunChan Hsiao (otro joven
estudiante, del centro de la isla de Taiwán, que venía a
ver a unos amigos en Taipéi). Además de alojarse, ellos
querían practicar su inglés, conocer más acerca de la cultura
española o bien, como en el caso de Joan, poder conectar
con gente de su tierra. Todo fueron experiencias
muy positivas e incluso al cabo de unos meses acabé en casa
de ChunChan Hsiao en Taichung, donde conocí a su familia
y sus amigos.
Gracias al perfil y a la reputación acumulada en la red
CS, durante mis viajes posteriores he podido usar CS para
ser alojado, o a veces solo para tomar un café y dar un paseo
por la ciudad, en muchos sitios particulares y para conocer
rincones de las ciudades que nunca hubiera descubierto
por mí mismo. CS es una red de favores indirectos: tú
participas ofreciendo y el conjunto de la red proporcionará
¿CÓMO FORMAR PARTE DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA? /73
lo que necesitas en otro momento. En general, el perfil del
usuario de CS es de un/a joven, mochilero/a, viajero/a
experimentado/a y con ganas de socializar.
La historia de CouchSurfing empezó cuando, en 1999,
Casey Fenton viajó a Islandia sin dinero para el alojamiento.
Mandó un correo a más de 1.500 estudiantes explicando
su situación y pidiendo ser alojado. Más de cincuenta
aceptaron y Casey se dio cuenta de que esa solidaridad podía
funcionar en todo el mundo. En 2003, CouchSurfing
vio la luz definitivamente como una entidad sin ánimo de
lucro. En muchas ciudades se creó la figura del «embajador
», que ha sido un voluntario de la red que ha tomado el
liderazgo para dinamizar la red en su ciudad o región.
Las cosas empezaron a torcerse un poco en 2011, cuando
CS recibió una inversión de 7,6 millones de dólares y
se transformó en empresa con ánimo de lucro (en formato
B-Corporation). Este cambio produjo un enorme malestar
en grandes círculos de los miembros más activos y antiguos
en numerosas ciudades que habían contribuido de manera
activa y desinteresada al crecimiento de la red. Se empezó
a hablar de «Couch$urfing». La sensación de engaño y numerosas
polémicas entre usuarios y directivos, incluidos
episodios de borrado de perfiles críticos, condujeron a
grandes migraciones hacia otros servicios de hospitalidad
que hacen gala de su ausencia de ánimo de lucro.
74 / VIVIR MEJOR CON MENOS
Aun con todas estas polémicas, CouchSurfing sigue
siendo en 2014 la referencia mundial, y cuenta con más de
siete millones de perfiles registrados (no todos completos
ni todos activos) en más de 100.000 ciudades de todo el
mundo. Según mi experiencia personal, es cierto que la tipología
de usuario ha cambiado en los últimos años, y muchos
de ellos no encajan con el perfil de mochilero experimentado
y con interés en la comunidad CS. Sobre todo en
las grandes ciudades turísticas, como es el caso de Barcelona,
se ha convertido más en una red de socialización, encuentros
y fiestas. En cualquier caso, CouchSurfing sigue
siendo una opción muy interesante y recomendable que, en
mi opinión, mantiene aún sus valores originales cuando se
viaja a zonas menos turísticas.
Para concluir, hay que indicar que, sin querer ser alarmista,
existen riesgos evidentes sobre todo para chicas que viajan
solas, por el hecho de ir a dormir en casa de alguien. La
gran mayoría de experiencias son positivas, pero si buscas por
internet no te costará encontrar a gente explicando sus problemas
y malas experiencias. Mi consejo es que se revisen
bien los perfiles (sobre todo los comentarios positivos, neutros
o negativos que otra gente habrá dejado), comunicarse
con las personas con anterioridad mediante el sistema de
mensajería interna, acordar un sitio de encuentro neutro y hacer
caso al sentido común y a la intuición en todo momento.
¿CÓMO FORMAR PARTE DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA? /75
En esta misma categoría de alojarse de manera gratuita
hay que incluir proyectos como WOOF, HelpX o Workaway,
que ofrecen alojamiento y manutención a cambio de
trabajo en la granja, hostel, proyecto, etc. El house-sitting
(alojarse a cambio de cuidar de la casa de alguien) es poco
conocido en España pero bastante popular en el mundo
anglosajón.
AIRBNB Y LOS MERCADOS DE ALQUILER DE ESPACIOS
ENTRE PARTICULARES
Resulta casi imposible hablar de consumo colaborativo y
no hablar de Airbnb (versión corta de airbed and breakfast),
que es una de las iniciativas empresariales más potentes en
este ámbito. Sus cifras, como detallaremos, lo sitúan en la
misma liga que las mayores cadenas hoteleras del mundo.
La plataforma Airbnb lo que facilita es que particulares
alquilen espacios (habitualmente una habitación o el piso
entero) a viajeros que necesitan un lugar donde quedarse.
Para este alquiler se paga un precio por noche y la empresa
se queda una comisión. Además de resolver el tema del alojamiento,
los huéspedes y los anfitriones crean relaciones
personales con gente de todo el mundo. Yo lo he usado varias
veces, ya sea viajando solo (alquilando habitaciones en
76 / VIVIR MEJOR CON MENOS
un piso y conociendo así a gente local) o bien en pequeños
grupos (con un ahorro en el precio y pudiendo además cocinar
para el grupo).
Dos de los tres cofundadores de Airbnb son diseñadores,
y eso se nota en el diseño de la experiencia de usuario,
tanto en la web como en la aplicación móvil. Se podría decir
que Airbnb ha marcado el estándar de diseño y funcionalidad
para el resto de plataformas del consumo colaborativo.
Tal es la influencia de la plataforma que a menudo
muchos proyectos de consumo colaborativo se autodefinen
como el «Airbnb para X».
Visita Airbnb.com: un buscador simple, grafismo y fotografías
muy cuidadas, resultados fáciles de filtrar, simplicidad
del proceso (en 3 clicks puedes completar una reserva),
login y conexión con redes sociales (se puede ver qué
amigos de amigos ofrecen espacios) y un largo etcétera de
detalles bien cuidados. Reservar habitaciones, casas o pisos
resulta incluso más sencillo que buscar un hotel.
Otro sello de identidad de Airbnb es la variedad y calidad
de algunos de los espacios particulares disponibles.
Aunque la gran mayoría de la oferta sigue siendo de habitaciones
y pisos normales, en España se puede alquilar una
casa en Júzcar (el pueblo que se pintó de azul para el rodaje
de Los Pitufos) o casas de varios actores y personajes de
TV, o se puede dormir en una y V urta mongol en Lanzarote.
¿CÓMO FORMAR PARTE DE LA ECONOMÍA COLABORATIVA? /77

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