pneumoniae a la penicilina y la resistencia de los enterococos a la vancomicina. En
esta sección se revisan algunos de los principales patógenos grampositivos:
estafilococos, neumococos, otros estreptococos, enterococos, Listeria monocytogenes
y Bacillus anthracis, con enfoque en el tratamiento antimicrobiano apropiado para
infecciones causadas por cada uno de estos microorganismos.
Tres especies de estafilococos tienen la mayor importancia médica: S. aureus,
Staphylococcus epidermidis y Staphylococcus saprophyticus. S. aureus es el “adicto
al trabajo” de los patógenos bacterianos. No sólo es una causa frecuente de
infecciones humanas, sino que produce una variedad impresionante de
manifestaciones patológicas, que incluyen bacteriemia, endocarditis, infecciones
cutáneas y de tejidos blandos, osteomielitis, neumonía y síndrome de choque tóxico
(Fig. 10-1). Lo logra mediante la producción de una plétora de toxinas que dañan al
huésped o al manipular su respuesta inmunitaria. S. aureus es un coco grampositivo
que crece en grupos parecidos a racimos; es común que forme colonias color amarillo
dorado en las placas de agar (por ello el nombre aureus, que significa “oro”). S.
epidermidis es el miembro más importante de un grupo más grande de bacterias
conocidas como estafilococos coagulasa negativos. Estas bacterias tienen similitudes
morfológicas con S. aureus, pero son menos virulentas y versátiles. Se relacionan
ante todo con infecciones que implican cuerpos extraños, como catéteres
intravenosos, válvulas cardiacas protésicas y prótesis articulares. S. saprophyticus es
un miembro de los estafilococos coagulasa negativos que causa infecciones de vías
urinarias adquiridas en la comunidad.
Una revisión histórica sobre los intentos para tratar las infecciones por S. aureus
ilustra la capacidad de la bacteria para contrarrestar los esfuerzos de contención
antimicrobiana (Fig. 10-2). En las décadas de 1940 y 1950 las infecciones causadas
por S. aureus se trataban con penicilina, la cual era activa contra la gruesa pared
celular de esta bacteria. Sin embargo, pronto desarrolló resistencia en la forma de
bacterias productoras de β-lactamasas que degradaban penicilina con eficiencia (paso
1 en la Fig. 10-2). Por fortuna, las penicilinas antiestafilocócicas, que se han
modificado para resistir la degradación por las β-lactamasas estafilocócicas,
estuvieron disponibles y eran muy activas contra S. aureus. Dicho grupo incluye la
nafcilina, la oxacilina y la meticilina (este último de los cuales ya no está disponible
en Estados Unidos) (Tabla 10-1). Debido a su estrecho espectro y potencia, estos
antibióticos aún son los medicamentos de elección para numerosas infecciones
causadas por S. aureus. Asimismo se han desarrollado cefalosporinas resistentes a la
degradación por las β-lactamasas estafilocócicas. Las cefalosporinas de primera
generación (p. ej., cefazolina) y algunas cefalosporinas de segunda generación (p. ej.,
cefuroxima) son bastante potentes al respecto, mientras que las cefalosporinas de
tercera generación (p. ej., ceftriaxona, cefotaxima) son menos potentes. Luego se
desarrollaron los inhibidores de β-lactamasa clavulanato, sulbactam y tazobactam,
tazobactam, ticarcilina-clavulanato y amoxicilina-clavulanato*, están disponibles
para el tratamiento de infecciones por S. aureus. De igual manera, algunos
Figura 10-1. Sitios de infección por Staphylococcus aureus.
subunidades de peptidoglucano recién formadas, de modo que no son reconocidas
Tabla 10-1 Antimicrobianos para el tratamiento de
infecciones causadas por Staphylococcus aureus
Penicilinas antiestafilocócicas Nafcilina, oxacilina
Cefalosporinas de primera generación Cefazolina
Cefalosporinas de segunda generación Cefuroxima
Cefalosporinas de tercera generación Ceftriaxona, cefotaxima
Cefalosporinas de cuarta generación Cefepima
Combinaciones de βlactámico/inhibidor de β-lactamasa
Ampicilina-sulbactam, piperacilinatazobactam, ticarcilina-clavulanato,
Carbapenems Imipenem, meropenem, doripenem
En ocasiones también presenta actividad
Sulfas Trimetoprim-sulfametoxazol
Quinolonas Ciprofloxacina, levofloxacina,
Tetraciclinas Minociclina, doxiciclina
Macrólidos Eritromicina, azitromicina
Aminoglucósidos Gentamicina (dosis sinérgicas)
En caso de Staphylococcus aureus resistente a la meticilina
Glicopéptidos y lipoglicopéptidos Vancomicina, dalbavancina, oritavancina,
Oxazolidinonas Linezolid, tedizolid
Estreptograminas Quinupristina-dalfopristina
Cefalosporinas de quinta generación Ceftarolina
Sin embargo, el siempre habilidoso S. aureus contraatacó de nuevo al alterar una
de sus PBP (paso 2 en la Fig. 10-2). La PBP variante se denomina PBP2’ y no se une
a cualquiera de los compuestos β-lactámicos. Así, las cepas de S. aureus productoras
de PBP2’, conocidas como Staphylococcus aureus resistente a meticilina (SARM)
por razones históricas, en realidad son resistentes a todas las penicilinas (incluidas las
antiestafilocócicas), cefalosporinas y carbapenems. Estas cepas son un problema
grave y común en la mayoría de las unidades de cuidados intensivos, además de una
causa frecuente de infecciones adquiridas en la comunidad. Es habitual que se traten
con vancomicina, uno de los pocos antibióticos que retienen actividad contra estas
cepas. Por desgracia, ya se ha informado la aparición de Staphylococcus aureus
resistente a vancomicina (SARV). Estas cepas han adquirido la capacidad de alterar la
parte de peptidoglucano que se une a vancomicina en condiciones normales, lo cual
evita que este antibiótico ejerza su efecto (paso 3 en la Fig. 10-2). Unos cuantos
antibióticos nuevos, como las oxazolidinonas, los glicopéptidos y lipoglicopéptidos,
tigeciclina, quinupristina-dalfopris-tina,daptomicina y ceftarolina, presentan
actividad confiable contra estos estafilococos.
Las cepas de Staphylococcus aureus resistentes a meticilina (SARM) por lo regular
se aislaban de pacientes hospitalizados o individuos expuestos a sistemas de
servicios de salud. Sin embargo, esto ha cambiado y ahora es común que las
infecciones causadas por SARM se adquieran en la comunidad. Un estudio reciente
encontró que 12% de las infecciones por S. aureus adquiridas en la comunidad se
produjo por cepas de SARM y, en algunas regiones, este porcentaje es mucho
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