Manual de Antibióticos. El ABC para elegir el medicacamento antibacteriano correcto

 


de riesgo, como uso previo de antibióticos intravenosos en los últimos 90 días,

choque séptico, síndrome de dificultad respiratoria aguda previo, > 5 días de

hospitalización antes del inicio de NRV, terapia de reemplazo renal agudo y estancia

en una unidad de cuidados intensivos donde es frecuente encontrar bacterias NRV

resistentes a múltiples fármacos. En pacientes sin estos factores de riesgo, la terapia

antibiótica empírica consiste en un antibiótico activo tanto contra S. aureus

susceptible a meticilina como contra P. aeruginosa (p. ej., piperacilina-tazobactam o

cefepima o imipenem). El tratamiento de NRV en pacientes con factores de riesgo

para microorganismos resistentes a múltiples fármacos es más complejo (Tabla 16-4

y Fig. 16-2). Se recomienda la terapia combinada en que se utilizan antibióticos de

por lo menos tres clases distintas para maximizar la probabilidad de administrar al

menos un medicamento que sea eficaz contra estas bacterias altamente resistentes.

Estos esquemas deben incluir un medicamento con actividad contra SARM, como un

glicopéptido (vancomicina) o una oxazolidinona (linezolid). También se recomiendan

dos medicamentos activos contra P. aeruginosa y otras bacterias gramnegativas. El

primer medicamento contra gramnegativos debe elegirse de los siguientes: una

penicilina antipseudomonas (piperacilina-tazobactam), una cefalosporina

antipseudomonas (ceftazidima, cefepime), un carbapenem (imipenem, meropenem)

o un monobactam (aztreonam). El segundo medicamento antipseudomonas puede

ser una fluoroquinolona (ciprofloxacina o levofloxacina), aunque también es posible

utilizar un aminoglucósido (amikacina, gentamicina, tobramicina) o una

polimixina (colistina, polimixina B) (véanse Tabla 16-4 y Fig. 16-2).

Tabla 16-

4

Terapia antimicrobiana empírica para neumonía relacionada con el

ventilador con factores de riesgo para resistencia a múltiples

fármacos

Clase antibiótica Antibiótico

Un medicamento con actividad contra Staphylococcus aureus resistente a

meticilina

Glicopéptido Vancomicina

o

Oxazolidinona Linezolid

más

Un ß-lactámico antipseudomonas

Penicilina antipseudomonas Piperacilina-tazobactam

o

Cefalosporina antipseudomonas Ceftazidima, cefepima

o

Carbapenem Imipenem, meropenem

216

o

Monobactam Aztreonam

más

Un segundo antibiótico antipseudomonas

Quinolona Ciprofloxacina, levofloxacina

o

Aminoglucósido Amikacina, gentamicina, tobramicina

o

Polimixina Colistina, polimixina B

Figura 16-2. Actividad de los medicamentos utilizados para tratar neumonía relacionada con el ventilador en

presencia de factores de riesgo para bacterias resistentes a múltiples fármacos.

Deben considerarse varios aspectos al elegir antibióticos de esta lista para cada

paciente. Primero, es mejor utilizar medicamentos que el paciente no ha recibido en

fecha reciente, ya que la exposición previa a un antibiótico incrementa el riesgo de

resistencia. Segundo, deben emplearse los patrones locales de resistencia para guiar la

selección de un medicamento. Por último, los antibióticos deben elegirse con el

objetivo de minimizar la probabilidad de una reacción alérgica o farmacológica

adversa. Por ejemplo, de ser posible, debe evitarse el uso prolongado de

aminoglucósidos en pacientes de edad avanzada y en aquellos con insuficiencia renal

crónica debido al riesgo de nefrotoxicidad y ototoxicidad.

217

PREGUNTAS

1. Los patógenos bacterianos que causan neumonía adquirida en la comunidad (NAC)

atípica incluyen __________, __________ y __________.

2. Las tres clases farmacológicas utilizadas con mayor frecuencia para tratar la NAC

son __________, __________ y __________.

3. El tratamiento empírico para NAC grave es __________ más __________ o

__________.

4. Las causas bacterianas de neumonía relacionada con ventilador (NRV) incluyen

__________, __________, __________ y Enterobacteriaceae.

5. Un antibiótico con actividad contra Staphylococcus aureus __________ a

meticilina no es necesario en el tratamiento empírico de un paciente con NRV sin

factores de riesgo para bacterias resistentes a múltiples fármacos.

6. El tratamiento de NRV en un paciente con factores de riesgo para microorganismos

resistentes a múltiples fármacos incluye un medicamento con actividad contra S.

aureus resistente a meticilina, como __________ o __________.

LECTURAS ADICIONALES

Kalil AC, Metersky ML, Klompas M, et al. Executive summary: management of adults with hospital-acquired

and ventilator-associated pneumonia: 2016 clinical practice guidelines by the Infectious Diseases Society of

America and the American Thoracic Society. Clin Infect Dis. 2016;63:575–582.

Mandell LA, Wunderink RG, Anzueto A, et al. Infectious Diseases Society of America/American Thoracic

Society consensus guidelines on the management of community-acquired pneumonia in adults. Clin Infect

Dis. 2007;44(Suppl 2):S27–S72.

Waterer GW, Rello J, Wunderink RG. Management of community-acquired pneumonia in adults. Am J Respir

Crit Care Med. 2011;183:157–164.

218

El sistema urinario es otro portal entre el entorno y el interior del cuerpo humano y es

común que se explote por los patógenos bacterianos para causar infección. La

vulnerabilidad de esta porción de la anatomía humana se enfatiza por la incidencia de

infecciones de vías urinarias (IVU); se estima que cerca de 10% de las mujeres

presenta una IVU cada año. Estas infecciones pueden ser relativamente benignas al

afectar sólo la uretra y la vejiga, en cuyo caso se denominan cistitis aguda. Como

alternativa pueden ser más graves y afectar los riñones en la forma de pielonefritis.

Con frecuencia los individuos con cistitis bacteriana aguda se presentan con síntomas

de disuria, frecuencia urinaria y hematuria. Los síntomas adicionales de fiebre,

escalofríos, náusea, vómito y dolor en el flanco sugieren pielonefritis. El análisis de

laboratorio muestra piuria, hematuria y bacteriuria.

Las IVU se clasifican como “no complicadas” o “complicadas”. IVU no

complicadas son aquellas que ocurren en mujeres jóvenes sanas no embarazadas;

IVU complicadas son todas las demás. La IVU complicada típica es aquella infección

que se presenta en una mujer con diabetes o con una anomalía estructural del sistema

urinario o que adquirió la infección en el hospital. La diferenciación entre infecciones

complicadas y no complicadas es importante porque afecta tanto el espectro

bacteriano implicado como la duración del tratamiento antibiótico.

En la cistitis aguda no complicada y la pielonefritis las bacterias causales son

predecibles. En la mayoría de los casos Escherichia coli es el microorganismo causal

(Tabla 17-1 y Figs. 17-1 y 17-2). En ocasiones Staphylococcus saprophyticus,

Proteus mirabilis, Klebsiella spp. y otras Enterobacteriaceae también se cultivan. A

diferencia de sus contrapartes adquiridas en el hospital, estas bacterias adquiridas en

la comunidad son susceptibles a numerosos antibióticos. Sin embargo, los perfiles de

susceptibilidad, tanto en aislados clínicos de comunidad como en los hospitalarios,

dependen de diferencias nacionales, regionales, locales e incluso entre hospitales y

áreas específicas de cada hospital. En la IVU complicada las bacterias que son más

resistentes a antibióticos, como Pseudomonas aeruginosa, Enterobacter spp.,

Serratia spp., Citrobacter spp. y Staphylococcus aureus, asumen una función más

219

predominante, del mismo modo que los enterococos (véase Tabla 17-1; Fig. 17-3).

El tratamiento empírico recomendado para la cistitis aguda no complicada es un

ciclo de cinco días de nitrofurantoína (Tabla 17-2). Antes un ciclo de tres días de

trimetoprim-sulfametoxazol oral era el tratamiento de elección, pero debido a la

resistencia creciente ahora sólo se recomienda si las tasas locales de resistencia de

uropatógenos no exceden 20% y si este medicamento no se ha utilizado para tratar

una IVU en los últimos tres meses. Pese a ser un poco menos efectiva, también puede

utilizarse la dosis única de un medicamento más antiguo, fosfomicina. Estos

antibióticos son activos contra muchas de las cepas de E. coli, otras

Enterobacteriaceae y S. saprophyticus que causan estas infecciones.

Tabla 17-

1

Causas bacterianas de infecciones de vías urinarias

Bacterias Incidencia

No complicada

Escherichia coli 53 a 79%

Proteus mirabilis 4 a 5%

Staphylococcus saprophyticus 3%

Klebsiella spp. 2 a 3%

Otras Enterobacteriaceae 3%

Complicada

E. coli 26 a 29%

Enterococos 13 a 17%

Pseudomonas aeruginosa 9 a 16%

Klebsiella spp. 8 a 10%

Otras Enterobacteriaceae 9 a 11%

Bronsema DA, Adams JR, Pallares R, et al. Secular trends in rates and etiology of nosocomial urinary tract

infections at a university hospital. J Urol. 1993;150:414–416; Gaynes R, Edwards JR. Overview of

nosocomial infections caused by gram-negative bacilli. Clin Infect Dis. 2005;41:848–854; Goldstein FW.

Antibiotic susceptibility of bacterial strains isolated from patients with community-acquired urinary tract

infections in France. Multicentre Study Group. Eur J Clin Microbiol Infect Dis. 2000;19:112–117; Kahlmeter

G. An international survey of the antimicrobial susceptibility of pathogens from uncomplicated urinary tract

infections: the ECO.SENS Project. J Antimicrob Chemother. 2003;51:69–76.

220

Figura 17-1. Actividad de los medicamentos utilizados para tratar cistitis aguda no complicada.

Figura 17-2. Actividad de los medicamentos utilizados para tratar pielonefritis aguda no complicada.

221

Figura 17-3. Actividad de los medicamentos utilizados para tratar infecciones complicadas de vías urinarias.

Tabla 17-

2

Terapia antimicrobiana empírica para infecciones de vías urinarias

Clase antibiótica Antibiótico

Cistitis aguda no complicada

Nitrofurantoína

Trimetoprim-sulfametoxazol oral

Fosfomicina

Pielonefritis aguda no complicada

Quinolonas Ciprofloxacina, levofloxacina

Aminoglucósidos ± ampicilina Gentamicina, tobramicina, amikacina

Penicilina de espectro

extendido/inhibidor de β-lactamasa ±

aminoglucósido

Piperacilina-tazobactam

Cefalosporinas de tercera generación ±

aminoglucósido

Ceftriaxona, cefotaxima

Carbapenem Meropenem, imipenem, ertepenem

Infecciones complicadas de vías urinarias

Quinolonas Ciprofloxacina, levofloxacina

222

Cefalosporinas de cuarta generación Cefepima

Carbapenems Imipenem, meropenem

Combinación de penicilina de espectro

extendido/inhibidor de β-lactamasa

Piperacilina/tazobactam,

ticarcilina/clavulanato

Si se observan bacterias grampositivas en la orina, agregar:

Aminopenicilina Ampicilina, amoxicilina

Las mismas bacterias que ocasionan cistitis no complicada también causan

pielonefritis no complicada (véase Fig. 17-2). Sin embargo, las recomendaciones

terapéuticas son diferentes debido a que la nitrofurantoína no alcanza las

concentraciones séricas elevadas necesarias para tratar la bacteriemia relacionada con

la pielonefritis y porque las consecuencias del tratamiento inapropiado de los

microorganismos resistentes con trimetoprim-sulfametoxazol son más graves en caso

de pielonefritis. Los esquemas terapéuticos recomendados dependen de la intensidad

de la enfermedad, ya que los medicamentos orales se utilizan para la enfermedad leve

y la terapia intravenosa se emplea para la enfermedad grave (véase Tabla 17-2). Para

la afección leve a menudo se utilizaban quinolonas orales (ciprofloxacina,

levofloxacina) de manera empírica, aunque la resistencia y su seguridad ahora son

preocupantes. La terapia para enfermedad grave se realiza con una quinolona

parenteral (ciprofloxacina, levofloxacina); un aminoglucósido (gentamicina,

tobramicina, amikacina), con o sin ampicilina; una penicilina de espectro

extendido (piperacilina, ticarcilina), con o sin un aminoglucósido; una cefalosporina

de tercera generación (ceftriaxona, cefotaxima), con o sin un aminoglucósido; o un

carbapenem (imipenem, meropenem, ertapenem). El tratamiento antimicrobiano

para pielonefritis aguda debe continuarse durante 7 a 14 días. Nótese que la

moxifloxacina no está aprobada para utilizarse en el tratamiento de IVU.

La antibioticoterapia para IVU complicada debe ser eficaz contra los

microorganismos más resistentes que en ocasiones causan estas infecciones (véanse

Fig. 17-3 y Tabla 17-2). Los esquemas típicos incluyen una quinolona

(ciprofloxacina, levofloxacina), cefepima, carbapenem (ertapenem, imipenem), o

una combinación de penicilina de espectro extendido/inhibidor de β-lactamasa

(piperacilina/tazobactam, ticarcilina/clavulanato). Si se observan bacterias

grampositivas en la tinción de Gram de la orina (lo cual sugiere la presencia de

enterococos) debe agregarse ampicilina o amoxicilina. De manera habitual el

tratamiento se continúa durante 7 a 14 días o más.

PREGUNTAS

1. La causa más común de cistitis aguda no complicada es __________.

2. La terapia antibiótica empírica recomendada para cistitis aguda en una mujer joven

sana que no está embarazada es __________, o __________, o __________.

3. Si se observan bacterias grampositivas en la orina de un paciente con una infección

223

de vías urinarias (IVU) complicada debe preocupar que el microorganismo

etiológico sea __________.

4. Se considera que los pacientes con diabetes, anomalías estructurales del sistema

urinario, aquellos que adquirieron la infección en el hospital o quienes presentan

otras condiciones que predisponen a infecciones por una gama más amplia de

bacterias presentan una IVU __________.

5. El tratamiento antibiótico de una IVU complicada es __________, __________,

__________ o __________.

LECTURAS ADICIONALES

Bagshaw SM, Laupland KB. Epidemiology of intensive care unit-acquired urinary tract infections. Curr Opin

Infect Dis. 2006;19:67–71.

Barber AE, Norton JP, Spivak AM, et al. Urinary tract infections: current and emerging management

strategies. Clin Infect Dis. 2013;57:719–724.

Gupta K, Hooton TM, Naber KG, et al. International clinical practice guidelines for the treatment of acute

uncomplicated cystitis and pyelonephritis in women: A 2010 update by the Infectious Diseases Society of

America and the European Society for Microbiology and Infectious Diseases. Clin Infect Dis.

2011;52:e103–e120.

Hooton TM. Clinical practice. Uncomplicated urinary tract infection. N Engl J Med. 2012;366: 1028–1037.

Rubenstein JN, Schaeffer AJ. Managing complicated urinary tract infections: the urologic view. Infect Dis

Clin North Am. 2003;17:333–351.

224

La enfermedad pélvica inflamatoria (EPI) es la consecuencia desafortunada de la falla

de las barreras sucesivas del sistema reproductor femenino para controlar la invasión

de microbios de transmisión sexual. En la EPI las bacterias migran desde el cérvix

hasta el útero y luego a las trompas de Falopio, los ovarios y la cavidad peritoneal. La

inflamación persistente puede dar paso a la formación de abscesos y cicatrización de

estas estructuras, lo cual predispone a infertilidad y embarazo ectópico.

Por lo regular la paciente con EPI se presenta con sangrado anormal, dispareunia,

secreción vaginal, dolor pélvico, fiebre y escalofríos. La exploración física con

frecuencia demuestra fiebre, secreción mucopurulenta vaginal o cervicovaginal,

hipersensibilidad de útero y anexos e hipersensibilidad al movimiento del cérvix. La

evaluación de laboratorio puede mostrar recuento leucocitario aumentado en sangre

periférica, presencia de leucocitos en las secreciones vaginales e incremento de la

velocidad de sedimentación globular, así como de las cifras de proteína C reactiva.

La patogenia de la EPI implica una interacción compleja entre bacterias de

transmisión sexual y la microbiota normal, en particular anaerobios (Tabla 18-1 y

Fig. 18-1). Como tal, es una infección polimicrobiana. Las bacterias de transmisión

sexual implicadas con mayor frecuencia son Neisseria gonorrhoeae y Chlamydia

trachomatis. Los componentes de la microbiota vaginal se aíslan con frecuencia de

lesiones de la EPI, e incluyen las bacterias anaerobias Bacteroides y

Peptostreptococcus spp., así como bacterias facultativas, incluidas Escherichia coli,

Gardnerella vaginalis, Haemophilus influenzae, además de estreptococos del grupo

B. En la actualidad aún no es clara la participación de estas bacterias en la progresión

de la EPI.

Tabla 18-1 Causas bacterianas de enfermedad

225

pélvica inflamatoria

Bacteria Incidencia

Neisseria gonorrhoeae 27 a 56%

Chlamydia trachomatis 22 a 31%

Joss

B

en

a

s

cM

teO

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a

S

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a

w

7

it

8

h%pelvic inflammatory disease of differing

microbial etiologies. Obstet Gynecol. 1994;83:989–997; Sweet RL. Role of bacterial vaginosis in pelvic

inflammatory disease. Clin Infect Dis. 1995;20(Suppl 2):S271–S275.

Figura 18-1. Actividad de los medicamentos utilizados para tratar la enfermedad pélvica inflamatoria.

El tratamiento empírico de la EPI debe tomar en consideración el espectro de

microorganismos que contribuyen a esta infección, así como la intensidad de la

enfermedad (Tabla 18-2; Fig. 18-1). Todos los esquemas deben ser eficaces contra N.

gonorrhoeae y C. trachomatis. En la actualidad el papel de las bacterias anaerobias

en EPI es controversial, pero algunos expertos creen que la terapia también debe

dirigirse contra estos organismos. Las mujeres con enfermedad leve o moderada

deben tratarse como pacientes ambulatorias con antibióticos orales. Los esquemas

recomendados incluyen la dosis única intramuscular de una cefalosporina (p. ej.,

ceftriaxona, cefoxitina + probenecid, cefotaxima) junto con un ciclo de 14 días de

doxiciclina oral con o sin metronidazol. (La coadministración de probenecid con

cefoxitina retrasa la excreción de este antibiótico, lo que prolonga las cifras séricas

terapéuticas.) Aquellas con enfermedad grave deben ser admitidas al hospital y

tratarse al principio con medicamentos intravenosos. Los esquemas iniciales comunes

incluyen (1) una cefalosporina con actividad antianaerobia (p. ej., cefotetán,

cefoxitina) más doxiciclina o (2) clindamicina más gentamicina. Este último

esquema es eficaz debido a que la gentamicina es efectiva contra la bacteria

gramnegativa N. gonorrhoeae y la clindamicina tiene cierta actividad contra C.

trachomatis, así como contra numerosos anaerobios. Los antibióticos intravenosos

pueden suspenderse 24 h después de que la paciente muestra mejoría clínica, para

completar un ciclo total de 14 días de terapia con doxiciclina o clindamicina orales.

226

Tabla 18-2 Terapia antimicrobiana empírica para

enfermedad pélvica inflamatoria

Enfermedad leve a moderada

Dosis única de cefalosporina IM Ceftriaxona, cefoxitina + probenecid,

cefotaxima

+ Doxiciclina oral

± Metronidazol oral

Enfermedad grave

a

Cefalosporina Cefotetán, cefoxitina

+ Doxiciclina

o

Clindamicina

+ Aminoglucósido Gentamicina aTras 24 h de mejoría clínica pueden suspenderse los antibióticos intravenosos y completar un ciclo de 14 días

de terapia con doxiciclina o clindamicina orales. IM, intramuscular.

PREGUNTAS

1. El tratamiento antibiótico de la enfermedad pélvica inflamatoria (EPI) debe incluir

medicamentos con actividad contra bacterias de transmisión sexual, como

____________ y ____________, y quizás también bacterias ____________.

2. El esquema de tratamiento para EPI leve es la dosis intramuscular única de

____________ más ____________ con o sin ____________.

3. Dos esquemas terapéuticos para EPI grave son (1) ____________ con actividad

antianaerobia más ____________, y (2) ____________ más ____________.

4. En el esquema antibiótico para EPI que consiste en cefotetán más doxiciclina, el

cefotetán es eficaz contra ____________, así como contra bacterias ____________,

mientras que la doxiciclina es eficaz contra ____________.

LECTURAS ADICIONALES

Brunham RC, Gottlieb SL, Paavonen J. Pelvic inflammatory disease. N Engl J Med. 2015;372: 2039–2048.

Bugg CW, Taira T. Pelvic inflammatory disease: diagnosis and treatment in the emergency department.

Emerg Med Pract. 2016;18:1–24.

Ross JD. Pelvic inflammatory disease: how should it be managed? Curr Opin Infect Dis. 2003;16:37–41.

Workowski KA, Bolan GA. Sexually transmitted diseases treatment guidelines, 2015. MMWR Recomm Rep.

2015;64:1–137.

227

Cabe decir que el potencial patógeno avasallador de las bacterias es más evidente en

la meningitis bacteriana aguda. A menudo esta enfermedad evoluciona con rapidez y

es mortal en ausencia de terapia antimicrobiana. Incluso con las sofisticadas técnicas

diagnósticas de la medicina moderna y la diversidad de antibióticos tan potentes, casi

una cuarta parte de los adultos con meningitis bacteriana aguda fallece. Es obvio que

hay poco margen de error al elegir la terapia antibiótica apropiada para esta

enfermedad.

Los individuos con meningitis bacteriana aguda presentan cefalea, fiebre, rigidez

de nuca, estado mental alterado, fotofobia, náusea, vómito y crisis convulsivas. Con

frecuencia la exploración física indica rigidez de nuca y, en ocasiones, déficits

neurológicos. La evaluación del líquido cefalorraquídeo (LCR) tiene importancia

diagnóstica crítica. Los pacientes con meningitis presentan aumento del recuento

leucocitario y de la concentración proteica con disminución de las cifras de glucosa

en LCR. Además, es común visualizar las bacterias mediante tinción de Gram en una

muestra de este fluido.

Las causas bacterianas típicas de la meningitis aguda varían según la edad del

paciente (Tabla 19-1). En neonatos predominan Streptococcus agalactiae y

Escherichia coli. Ahora que la vacuna contra Haemophilus influenzae tipo B se

utiliza de forma amplia, Streptococcus pneumoniae y Neisseria meningitidis se han

convertido en las bacterias aisladas más comunes en niños pequeños. N. meningitidis

es la causa principal de meningitis bacteriana aguda en niños de mayor edad y adultos

jóvenes, mientras que S. pneumoniae se halla con mayor frecuencia en adultos de

mayor edad. En una minoría de individuos muy jóvenes, ancianos y aquellos

inmunocomprometidos, Listeria monocytogenes se identifica como la causa de la

meningitis bacteriana aguda. Los bacilos gramnegativos aerobios también son

preocupantes en individuos de edad avanzada.

La comprensión de la patogenia de la meningitis bacteriana aguda ayuda a elegir

la terapia apropiada. En esta enfermedad las bacterias se multiplican en el LCR que,

en condiciones normales, carece de anticuerpos y complemento. Debido a estas

228

deficiencias en la respuesta inmunitaria los antibióticos que sólo inhiben el

crecimiento bacteriano (bacteriostáticos) no son suficientes para lograr la cura. En su

lugar, los antibióticos deben aniquilar las bacterias (ser bactericidas) para esterilizar

el LCR. Además, los antibióticos deben cruzar la barrera hematoencefálica de manera

eficiente para llegar al LCR en concentraciones suficientes para matar. Como

resultado se administran numerosos antibióticos en dosis más altas a pacientes con

meningitis en comparación con los pacientes con otras infecciones. Por último, se

piensa que una porción significativa del daño de los tejidos relacionado con

meningitis bacteriana se debe a la inflamación provocada por las grandes cantidades

de bacterias en el LCR y las meninges; esta respuesta inflamatoria puede reforzarse

por la rápida lisis de estas bacterias cuando se exponen en un inicio a los antibióticos

bactericidas. Por esta razón algunos expertos recomiendan la administración

concomitante de corticoesteroides con antimicrobianos en ciertas situaciones.

Tabla 19-1 Causas bacterianas de meningitis

bacteriana aguda

Bacteria Incidencia

Streptococcus pneumoniae 58 a 72%

Streptococcus agalactiae 1 a 18%

Neisseria meningitidis 11 a 14%

Haemophilus influenzae 3 a 7%

Listeria monocytogenes 3 a 5% Thigpen MC, Whitney CG, Messonnier NE, et al. Bacterial meningitis in the United States, 1998–2007. N

Engl J Med. 2011;364:2016–2025; Bijlsma MW, Brouwer MC, Kasanmoentalib ES, et al. Communityacquired bacterial meningitis in adults in the Netherlands, 2006-14: a prospective cohort study. Lancet Infect

Dis. 2016;16:339–347.

En ausencia de una tinción de Gram diagnóstica de LCR la terapia antimicrobiana

para meningitis bacteriana aguda debe ser empírica (Tabla 19-2 y Fig. 19-1). Las

cefalosporinas de tercera generación (cefotaxima, ceftriaxona) son la base de la

mayoría de los esquemas antimicrobianos empíricos debido a que son bactericidas,

penetran relativamente bien al LCR y son eficaces contra la mayoría de las cepas de

S. pneumoniae, N. meningitidis y H. influenzae. Sin embargo, algunas cepas de S.

pneumoniae son resistentes a cefalosporinas. Aunque las cefalosporinas alcanzan

cifras elevadas en los pulmones y son eficaces para la neumonía causada por todas

menos las cepas más resistentes, no alcanzan concentraciones suficientes para

aniquilar las cepas moderadamente resistentes en el LCR. Por lo tanto, ahora se

recomienda utilizar vancomicina junto con una cefalosporina como terapia empírica

para meningitis bacteriana aguda. La ampicilina debe agregarse en lactantes menores

de tres meses de edad y en adultos mayores de 50 años para proporcionar cobertura

contra L. monocytogenes y S. agalactiae. (Nótese que L. monocytogenes es una de las

pocas bacterias grampositivas contra las que la vancomicina no es eficaz — por ello

la necesidad de administrar ampicilina.) En pacientes con otras alteraciones, como

aquellos que desarrollan meningitis después de neurocirugía o aquellos con

229

derivaciones de LCR o que reciben dosis altas de esteroides, el tratamiento debe

ampliarse para abarcar estafilococos o bacilos gramnegativos resistentes a

antibióticos.

Tabla 19-2 Terapia antimicrobiana empírica para

meningitis bacteriana aguda (tinción de Gram del

líquido cefalorraquídeo no diagnóstica)

Clase antibiótica Antibiótico

Cefalosporina de tercera

generación

Cefotaxima, ceftriaxona

más

Glicopéptido Vancomicina

Si el paciente es < 3 meses o > 50 años de edad

Agregar aminopenicilina Ampicilina

Si el paciente presenta otras alteraciones

Glicopéptido Vancomicina

más

Cefalosporina Ceftazidima

con o sin

Aminopenicilina Ampicilina

Figura 19-1. Actividad de los medicamentos utilizados para tratar la meningitis bacteriana aguda.

En lactantes menores de tres meses de edad los hallazgos de la tinción de Gram

del LCR no siempre son diagnósticos y deben recibir por lo menos una cefalosporina

de tercera generación más vancomicina hasta disponer de los resultados de los

cultivos. Sin embargo, en adultos, los resultados de una tinción de Gram de LCR

deben guiar la elección inicial de los antibióticos para meningitis bacteriana aguda.

Debido a la necesidad de actividad bactericida y la penetración eficiente del LCR,

sólo un subconjunto de antibióticos potencialmente útiles es adecuado para tratar la

230

meningitis (Tabla 19-3). Los cocos grampositivos agrupados en pares en el LCR de

un paciente adulto sugieren S. pneumoniae, que debe tratarse con una cefalosporina

de tercera generación (cefotaxima, ceftriaxona) más vancomicina para asegurar una

terapia eficaz contra cepas resistentes a penicilina. En contraste, los cocos

grampositivos en una muestra de un lactante menor de tres meses de edad sugieren S.

agalactiae, para el cual debe administrarse ampicilina más gentamicina. Los

diplococos gramnegativos indican N. meningitidis, que por lo general se trata con

ceftriaxona o cefotaxima, aunque muchas cepas aún son susceptibles a penicilina G

o ampicilina. Los bacilos gramnegativos pleomorfos pequeños son consistentes con

H. influenzae, que se trata con una cefalosporina de tercera generación (cefotaxima,

ceftriaxona). Los bacilos gramnegativos más grandes, en especial en un neonato,

sugieren E. coli, que se trata con una cefalosporina de tercera generación

(cefotaxima, ceftriaxona). Los bacilos grampositivos sugieren L. monocytogenes y

es necesario utilizar penicilina G o ampicilina. Algunos expertos también agregarían

gentamicina para una aniquilación sinérgica. En todos los casos la terapia debe

ajustarse en concordancia una vez que se disponga de los resultados de

susceptibilidad.

Tabla 19-3 Terapia antimicrobiana específica para

meningitis bacteriana aguda (con base en la tinción

de Gram del líquido cefalorraquídeo)

Clase antibiótica Antibiótico

Streptococcus pneumoniae

Cefalosporina de tercera

generación

Cefotaxima, ceftriaxona

más

Glicopéptido Vancomicina

Neisseria meningitidis

Cefalosporina de tercera

generación

Cefotaxima, ceftriaxona

Haemophilus influenzae

Cefalosporina de tercera

generación

Cefotaxima, ceftriaxona

Listeria monocytogenes

Penicilina natural Penicilina G

o

Aminopenicilina Ampicilina

con o sin

Aminoglucósido Gentamicina

231

Streptococcus agalactiae

Aminopenicilina Ampicilina

más

Aminoglucósido Gentamicina

Escherichia coli

Cefalosporina de tercera generación Cefotaxima, ceftriaxona

PREGUNTAS

1. En adultos las causas bacterianas más comunes de meningitis aguda son

___________, ___________ y ___________.

2. La terapia empírica apropiada para un paciente de 65 años de edad con meningitis

bacteriana aguda y una tinción de Gram no diagnóstica de líquido cefalorraquídeo

(LCR) es ___________ más ___________ más ___________.

3. La terapia apropiada para una estudiante universitaria de 19 años de edad con

meningitis aguda y diplococos gramnegativos en el LCR es ___________.

4. La terapia apropiada para un lactante de dos meses de edad con meningitis aguda y

Streptococcus agalactiae creciendo en la muestra de LCR es ___________ más

___________.

LECTURAS ADICIONALES

Brouwer MC, McIntyre P, de Gans J, et al. Corticosteroids for acute bacterial meningitis. Cochrane Database

Syst Rev. 2010;(9):CD004405.

Brouwer MC, Tunkel AR, van de Beek D. Epidemiology, diagnosis, and antimicrobial treatment of acute

bacterial meningitis. Clin Microbiol Rev. 2010;23:467–492.

Tunkel AR, Hartman BJ, Kaplan SL, et al. Practice guidelines for the management of bacterial meningitis.

Clin Infect Dis. 2004;39:1267–1284.

van de Beek D, Brouwer M, Hasbun R, et al. Community-acquired bacterial meningitis. Nat Rev Dis Primer.

2016;2:16074.

van Ettekoven CN, van de Beek D, Brouwer MC. Update on community-acquired bacterial meningitis:

guidance and challenges. Clin Microbiol Infect. 2017;23:601–606.

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