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Manual de Antibióticos. El ABC para elegir el medicacamento antibacteriano correcto

 


Figura 11-1. Sitios de infección por Enterobacteriaceae.

El tratamiento de las infecciones causadas por Enterobacteriaceae no puede

comprenderse sin haber estudiado las β-lactamasas. Por ejemplo, algunas cepas de E.

coli y Proteus adquiridas en la comunidad aún son susceptibles a aminopenicilinas

como ampicilina (Tabla 11-1). Sin embargo, muchas de las cepas ahora portan

plásmidos que codifican para la β-lactamasa TEM-1 (véase recuadro “Perla”), la cual

les permite sobrevivir a la ampicilina, pero no a las cefalosporinas de primera

generación, como cefazolina. La mayoría de las infecciones adquiridas en la

comunidad es causada por E. coli, Proteus spp. y Klebsiella spp. En localidades o

regiones donde la prevalencia de estas bacterias que producen β-lactamasas de

espectro extendido, resistencia a fluorquinolonas o a trimetoprim/sulfametoxazol sea

menor de 20% el tratamiento puede ser con ciprofloxacina, levofloxacina,

moxifloxacina o trimetoprim sulfametoxazol y en ocasiones cefalosporinas de

primera generación (cefazolina). Sin embargo, en México y en general en toda

América Latina, esta prevalencia es mayor de 20%, por lo que la opción terapéutica

es nitrofurantoína o fosfomicina. Una excepción notable es Proteus vulgaris, que

produce una β-lactamasa codificada por cromosoma que confiere resistencia a

aminopenicilinas y cefalosporinas de primera generación. En algunos casos de

pielonefritis grave causada por esa bacteria es posible utilizar cefalosporinas de

tercera generación como cefotaxima o ceftriaxona. También puede utilizarse

aztreonam.

Las infecciones relacionadas con servicios de salud son mucho más difíciles de

tratar porque es común que las cepas de E. coli, Klebsiella spp. y Proteus spp. que las

causan sean resistentes a múltiples fármacos. Algunos medicamentos que pueden ser

152

útiles incluyen cefalosporinas de tercera, cuarta y quinta generación (p. ej.,

cefotaxima, ceftriaxona, cefepima, ceftarolina); cefalosporina + inhibidor de βlactamasa (p. ej., ceftazidima-avibactam); penicilinas de espectro extendido +

inhibidor de β-lactamasa (piperacilina-tazobactam, ticarcilina-clavulanato) y

carbapenems (p. ej., ertapenem, imipenem, meropenem, doripenem), pero el

tratamiento debe individualizarse y basarse en la susceptibilidad de cada aislado

(Tabla 11-1). Con frecuencia E. coli, Klebsiella spp. y Proteus spp. son susceptibles a

aminoglucósidos, como gentamicina, tobramicina y amikacina. Sin embargo, es

usual que estos medicamentos no se utilicen como monoterapia, sino en conjunto con

otro fármaco en infecciones que ponen en riesgo la vida, como septicemia.

Las β-lactamasas muy poderosas, llamadas β-lactamasas de espectro extendido

(ESBL) y las carbapenemasas de Klebsiella pneumoniae (KPC, por sus siglas en

inglés) son en especial preocupantes en algunos aislados de E. coli y Klebsiella. Las

cepas que expresan estas β-lactamasas son resistentes a la mayoría de los antibióticos

y muy difíciles de tratar (véase recuadro “Perla”).

ENTEROBACTER, SERRATIA, CITROBACTER,

PROVIDENCIA Y MORGANELLA SPP.

La mayoría de estas bacterias es capaz de colonizar el tracto gastrointestinal humano

sin causar enfermedad, pero puede producir neumonía, infecciones de vías urinarias,

infecciones intraabdominales, infección de heridas y bacteriemia en pacientes

comprometidos u hospitalizados (véase Fig. 11-1).

Cada una de estas especies bacterianas contiene una β-lactamasa tipo AmpC

inducible codificada por cromosoma que confiere resistencia a penicilina,

ampicilina/amoxicilina y cefalosporinas de primera generación (véase recuadro

“Perla”). Para complicarlo más, las cepas mutantes que expresan cifras altas de esta

enzima de modo constitutivo pueden seleccionarse durante la terapia con algunos

antibióticos β-lactámicos. Estos mutantes son resistentes a todos los β-lactámicos,

excepto los carbapenems (ertapenem, imipenem, meropenem, doripenem).

Algunos expertos consideran que cefepima también tiene actividad contra estas

cepas. Una consecuencia de dicha selección es que una cepa que en un inicio parece

susceptible a ciertos anti-bióticos β-lactámicos puede tornarse resistente durante el

tratamiento, lo cual provoca falla terapéutica. Aunque numerosas bacterias

gramnegativas codifican β-lactamasas AmpC, este fenómeno de selección para

expresar mutantes constitutivas es en particular problemático en infecciones por

Enterobacter, Serratia, Citrobacter, Providencia y Morganella spp. cuando éstas se

tratan con cefalosporinas de tercera generación (véase recuadro “Recuerde”).

Tabla 11-1

Antimicrobianos para el tratamiento de infecciones causadas por

Enterobacteriaceae

Clase antibiótica Antibiótico

Escherichia coli, Klebsiella spp., Proteus spp.

153

Aminopenicilinas (excepto Klebsiella spp. y

Proteus vulgaris)

Ampicilina

Cefalosporinas de primera genera ción (excepto

por P. vulgaris)

Cefazolina

Sulfas Trimetoprim-sulfametoxazol

Quinolonas Ciprofloxacina, levofloxacina, moxifloxacina

En caso de resistencia a los antibióticos mencionados

Cefalosporinas de tercera, cuarta y quinta

generación

Ceftriaxona, cefepima, ceftarolina

Cefalosporina + inhibidor de β-lactamasa Ceftazidima-avibactam

Monobactam Aztreonam

Penicilinas de espectro extendido + inhibidor de

β-lactamasa

Piperacilina-tazobactam, ticarcilina-clavulanato

Carbapenems Ertapenem, imipenem, meropenem, doripenem

+ aminoglucósido en infecciones graves Gentamicina, tobramicina, amikacina

Enterobacter, Serratia, Citrobacter, Providencia, Morganella spp.

Carbapenems Ertapenem, imipenem, meropenem, doripenem

Sulfas Trimetoprim-sulfametoxazol

Quinolonas Ciprofloxacina, levofloxacina, moxifloxacina

Cefalosporinas de cuarta generación Cefepima

+ aminoglucósido en infecciones graves Gentamicina, tobramicina, amikacina

Salmonella enterica, Shigella spp.

Quinolonas Ciprofloxacina, levofloxacina

Cefalosporinas de tercera generación Cefotaxima, ceftriaxona, cefixima

Macrólidos Azitromicina

Sulfas Trimetoprim-sulfametoxazol

Yersinia spp.

Aminoglucósidos Gentamicina, estreptomicina

Tetraciclinas Doxiciclina

Quinolonas (Yersinia enterocolitica) Ciprofloxacina

Sulfas (Y. enterocolitica) Trimetoprim-sulfametoxazol

PERL A

Las Enterobacteriaceae en particular tienden a producir β-lactamasas para

defenderse contra antibióticos β-lactámicos. Por ello, un debate sobre la terapia

apropiada para Enterobacteriaceae requiere la comprensión básica de los tipos de

β-lactamasas que producen y los β-lactámicos que degradan. Las cuatro βlactamasas son TEM-1, AmpC, β-lactamasas de espectro extendido (ESBL) y

carbapenemasas de Klebsiella pneumoniae (KPC).

TEM-1: esta β-lactamasa está codificada por plásmido y se expresa de modo

154

constitutivo. Confiere resistencia absoluta a ampicilina y amoxicilina.

AmpC: en general, esta β-lactamasa está codificada por cromosoma y es inducible.

Cuando se induce, β-lactamasa AmpC confiere resistencia a penicilina,

ampicilina/amoxicilina y cefalosporinas de primera generación. Las cepas

mutantes que expresan grandes cantidades de esta enzima de modo constitutivo son

resistentes a todos los antibióticos β-lactámicos (incluidas las combinaciones de βlactámico/inhibidor de β-lactamasa, como piperacilina-tazobactam) excepto los

carbapenems (y quizás cefepima).

ESBL: las β-lactamasas de este grupo están codificadas por plásmido y se

expresan de modo constitutivo. Son en especial problemáticas debido a que las

cepas que las producen pueden parecer susceptibles a cefalosporinas de tercera

generación, pero en realidad son resistentes. Estas β-lactamasas degradan todos los

β-lactámicos, excepto por los carbapenems y en ocasiones las combinaciones de βlactámico/inhibidor de β-lactamasa. Además, debido a que es común que los

plásmidos que portan genes de ESBL también codifiquen para determinantes de

resistencia para otros tantos antibióticos, las cepas ESBL a menudo suelen ser

resistentes a otros antibióticos no β-lactámicos.

KPC: son una clase un tanto nueva de β-lactamasas que se han encontrado cada

vez más en aislados de K. pneumoniae. Estas β-lactamasas degradan todos los βlactámicos, incluidos los carbapenems. Los genes que codifican KPC se portan en

plásmidos que también codifican para resistencia a otros antibióticos, lo que

dificulta de manera importante el tratamiento. Se han utilizado aminoglucósidos,

colistina, ceftazidima-avibactam y tigeciclina con cierto éxito. La preocupación es

que los plásmidos que codifican KPC se diseminen con rapidez a otros géneros de

bacterias; ya se han observado ejemplos de dicha diseminación.

Hirsch EB, Tam VH. Detection and treatment options for Klebsiella pneumoniae carbapenemases (KPCs):

an emerging cause of multidrug-resistant infections. J Antimicrob Chemother. 2010;65:1119–1125.

Jacoby GA, Munoz-Price LS. The new beta-lactamases. N Engl J Med. 2005;352:380–391.

Lukac PJ, Bonomo RA, Logan LK. Extended-spectrum β-lactamase-producing Enterobacteriaceae in

children: old foe, emerging threat. Clin Infect Dis. 2015;60:1389–1397.

Pitout JDD, Laupland KB. Extended-spectrum beta-lactamase-producing Enterobacteriaceae: an emerging

public-health concern. Lancet Infect Dis. 2008;8:159–166.

A menudo las cepas de Enterobacter, Serratia, Citrobacter, Providencia y

Morganella spp. portan plásmidos que también confieren resistencia a otros

antibióticos y el tratamiento debe individualizarse según la susceptibilidad de cada

cepa. Las quinolonas (ciprofloxacina, levofloxacina, moxifloxacina) y

trimetoprim-sulfametoxazol pueden ser eficaces. Al igual que para E. coli,

Klebsiella spp. y Proteus spp., los aminoglucósidos (gentamicina, tobramicina,

amikacina) se utilizan en conjunto con otro medicamento en infecciones que ponen

en riesgo la vida, como septicemia.

REC U ER D E

Las cefalosporinas de tercera generación deben utilizarse con

155

precaución para algunos miembros de las Enterobacteriaceae. Las especies de

Enterobacter, Citrobacter, Serratia, Morganella y Providencia poseen βlactamasas AmpC cromosómicas inducibles que pueden adquirir mutaciones que

provocan la expresión constitutiva de alto grado durante el tratamiento con

cefalosporinas de tercera generación. Por esta razón numerosos expertos

recomiendan no utilizar cefalosporinas de tercera generación para tratar infecciones

graves causadas por estas bacterias, incluso si los anti-biogramas iniciales indican

susceptibilidad a estos medicamentos. A continuación se presenta una

mnemotecnia para recordar este grupo especial de bacterias:

Las Cefalosporinas Pueden Mantenerse SubEficaces (Citrobacter, Providencia,

Morganella, Serratia, Enterobacter).

SALMONELLA ENTERICA, SHIGELLA SPP. Y

YERSINIA ENTEROCOLÍTICA

La mayor parte de la carga patológica debida a Salmonella enterica, Shigella spp. y

Yersinia enterocolitica consta de gastroenteritis en individuos sanos (véase Fig. 11-

1). Además, algunos patovares de S. enterica causan fiebre tifoidea, una infección

grave caracterizada por bacteriemia prolongada.

La diarrea infecciosa aguda provocada por S. enterica y Y. enterocolitica en el

huésped inmunocompetente no suele requerir terapia antibiótica. Sin embargo, ésta se

recomienda si la infección se ha diseminado más allá del tracto intestinal, si es grave

o si el paciente está inmunocomprometido. Cuando los antibióticos están indicados,

las infecciones por Salmonella y Shigella deben tratarse con quinolonas (p. ej.,

ciprofloxacina, levofloxacina), cefalosporinas de tercera generación (p. ej.,

cefotaxima, ceftriaxona, cefixima) o azitromicina. Algunas cepas aún son

susceptibles a trimeto-prim-sulfametoxazol. En general Y. enterocolitica es

susceptible a los aminoglucósidos (gentamicina, estreptomicina), tetraciclinas

(doxiciclina), quinolonas (ciprofloxacina) y trimetoprim-sulfametoxazol.

YERSINIA PESTIS

Yersinia pestis es la causa de la peste, uno de los grandes azotes infecciosos en la

historia humana. Esta bacteria ha causado varias pandemias, una de ellas conocida

como la Peste Negra (muerte negra o peste bubónica), que provocó la defunción de

una cuarta a tercera parte de la población europea en el siglo XIV. Aunque aún se

observan relativos pocos casos de peste endémica, la preocupación actual respecto a

este patógeno es su uso potencial como agente de bioterrorismo. El tratamiento de

elección es estreptomicina o gentamicina (véase Tabla 11-1). La doxiciclina

también es eficaz.

PREGUNTAS

1. Los miembros Enterobacteriaceae causan infecciones tanto adquiridas en

156

__________ como relacionadas con __________.

2. A menudo las infecciones de vías urinarias adquiridas en la comunidad y la diarrea

causadas por Escherichia coli pueden tratarse con éxito mediante __________ o

__________.

3. Las β-lactamasas de espectro extendido se producen con mayor frecuencia por

__________ o __________.

4. Las β-lactamasas de espectro extendido confieren resistencia a todas las βlactamasas, excepto __________ y en ocasiones __________.

5. Cuando se producen en grandes cantidades, las β-lactamasas AmpC confieren

resistencia a todos los β-lactámicos, excepto __________ (y quizás cefepima).

6. En infecciones graves como septicemia es común que se utilice __________ junto

con un antibiótico estándar para tratar Enterobacteriaceae.

7. Las cepas de Salmonella enterica y Shigella spp. causan __________. Estas

bacterias son susceptibles a __________, __________ y __________.

LECTURAS ADICIONALES

Bajaj P, Singh NS, Virdi JS. Escherichia coli β-lactamases: what really matters. Front Microbiol. 2016;7:417.

doi:10.3389/fmicb.2016.00417.

Bush K. The ABCD’s of β-lactamase nomenclature. J Infect Chemother. 2013;19:549–559.

Nataro JP, Kaper JB. Diarrheagenic Escherichia coli. Clin Microbiol Rev. 1998;11:142–201.

O’Hara CM, Brenner FW, Miller JM. Classification, identification, and clinical significance of Proteus,

Providencia, and Morganella. Clin Microbiol Rev. 2000;13:534–546.

Podschun R, Ullmann U. Klebsiella spp. as nosocomial pathogens: epidemiology, taxonomy, typing methods,

and pathogenicity factors. Clin Microbiol Rev. 1998;11:589–603.

Sanders WE Jr, Sanders CC. Enterobacter spp.: pathogens poised to flourish at the turn of the century. Clin

Microbiol Rev. 1997;10:220–241.

Suárez CJ, Lolans K, Villegas MV, et al. Mechanisms of resistance to beta-lactams in some common Gramnegative bacteria causing nosocomial infections. Expert Rev Anti Infect Ther. 2005;3:915–922.

Pseudomonas aeruginosa

El género Pseudomonas contiene numerosas especies de bacilos gramnegativos

encontrados en el ambiente, algunas de las cuales provocan infecciones graves

ocasionales en individuos comprometidos. Por mucho, el patógeno oportunista de

mayor importancia médica es P. aeruginosa. Esta bacteria es una causa frecuente de

infecciones adquiridas en el hospital, en especial neumonía, infecciones de vías

urinarias e infección de heridas (Fig. 11-2). Además, las vías respiratorias de muchos

de los individuos con fibrosis quística están infectadas de forma crónica por P.

aeruginosa al llegar a la adultez.

El tratamiento de las infecciones por P. aeruginosa se complica por el conjunto de

mecanismos de resistencia que porta (Fig. 11-3). Esta bacteria tiene una membrana

externa relativamente impermeable que contiene porinas muy selectivas, produce

múltiples bombas de eflujo y tiene un cromosoma que contiene una β-lactamasa

inducible. Por ello, las aminopenicilinas, los macrólidos y la mayoría de las

cefalosporinas son ineficaces contra esta bacteria. No obstante, se dispone de varias

opciones terapéuticas (Tabla 11-2). La penicilina de espectro extendido, piperacilina,

157

sí penetra las porinas de la membrana externa, pero a una velocidad un tanto baja. Por

lo tanto, este medicamento debe administrarse en dosis altas para causar la muerte.

Algunos miembros de las cefalosporinas de tercera generación (p. ej., ceftazidima),

cefalosporinas de cuarta generación (p. ej., cefepima), cefalosporina + inhibidores de

β-lactamasa (ceftolozano-tazobactam), monobactams (aztreonam), carbapenems (p.

ej., imipenem, meropenem, doripenem), quinolonas (p. ej., ciprofloxacina,

levofloxacina) y aminoglucósidos (p. ej., gentamicina, tobramicina y amikacina)

son activos contra P. aeruginosa. Sin embargo, no todos los fármacos dentro de una

clase tienen actividad antipseudomona equivalente. Por ejemplo, la piperacilina es

más activa que la ticarcilina, la ciprofloxacina es más activa que otras quinolonas y la

tobramicina es más activa que la gentamicina. De los carbapenems, el ertapenem no

debe utilizarse para tratar infecciones por P. aeruginosa. La colistina se ha usado

cada vez más para tratar infecciones causadas por aislados resistentes a otros

antibióticos.

Figura 11-2. Sitios de infección por Pseudomonas aeruginosa.

158

Figura 11-3. Mecanismos de resistencia intrínseca y adquirida de Pseudomonas aeruginosa. Los

mecanismos de resistencia intrínseca se encuentran en todas las cepas de P. aeruginosa. Las mutaciones y la

adquisición de material genético exógeno permiten a ciertas cepas adquirir resistencia a otros antibióticos al

reforzar los mecanismos de resistencia intrínseca y la producción de nuevos determinantes de resistencia. El

símbolo radiactivo representa la adquisición de mutaciones que alteran la producción de la(s) proteína(s)

indicada(s).

Por desgracia, P. aeruginosa también tiende a adquirir resistencia a la mayoría de

los antibióticos, por lo que no siempre es susceptible a cualquiera de estos

medicamentos. La resistencia adquirida ocurre a través de varios mecanismos (véase

Fig. 11-3). Las mutaciones que provocan hiperproducción de β-lactamasa

cromosómica provocan resistencia a todos los β-lactámicos, excepto los carbapenems

y cefepima. Del mismo modo, las mutaciones pueden causar la sobreproducción de

bombas de eflujo, lo cual da paso a la resistencia a penicilinas, cefalosporinas,

aminoglucósidos y quinolonas.

Tabla 11-2

Antimicrobianos para el tratamiento de infecciones causadas por

Pseudomonas aeruginosa

Clase antibiótica Antibiótico

159

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