Cómo Controlar la Ansiedad y los Ataques de Pánico 04

 


Los ataques de pánico no son tus enemigos, son las respuestas de tu cuerpo

y tu cerebro tratando de mantenerte a salvo. Es un antiguo mecanismo de

protección biológica que libera un montón de hormonas del estrés para que

puedas luchar contra una amenaza o tengas la capacidad de huir tan rápido

como puedas.

El mecanismo servía de mucho cuando teníamos que escapar de una fiera

detrás de un árbol, pero si solamente estás en el metro, en el autobús o en tu

trabajo, no necesitas todas esas hormonas y respuestas.

QUÉ HACER ANTE UN ATAQUE

DE PÁNICO

Cuando sientes el terror inminente acercarse, seguro te haces las típicas

preguntas del Paso 1, del tipo

“¿Qué pasaría si... me da un ataque al corazón? “

Lo primero que debes hacer es recordar lo siguiente:

¿Qué pasó cada vez que tuviste un ataque de pánico?

¿Qué pasó después de que sentiste que ya no podías aguantar más?

La respuesta va a ser esta: “Y qué... Nunca pasa nada”.

Y es cierto. Llegó a su punto máximo y luego ya no pasó nada.

No importa cuán intenso sea el próximo ataque de pánico que veas venir, al

fin y al cabo va a desaparecer sin hacerte ningún daño.

Debes tener claro en tu mente que todos los médicos, los psicólogos, los

psiquiatras y muchas personas que ya han sufrido ataques de pánico, saben

que son inofensivos. Así que tú también debes estar seguro de ello.

PÍDELE MÁS AL PÁNICO

Para fijar ese conocimiento en tu mente, para convencerla de que el ataque

de pánico es inofensivo y de que nunca pasa nada, debes poner en práctica

esta técnica.

El secreto es despojarte del miedo, dejar de tenerle miedo a las sensaciones.

Cuando tienes un ataque de pánico, tienes que “emocionarte” por la

ansiedad con mayor fuerza.

¿Recuerdas cuando dijimos en el Paso 3 que debías emocionarte, liberar

toda esa energía?

Cuando sientas un ataque de pánico, emociónate, corre hacia él, pídele que

te dé más, apresúralo, presiónalo, exígele más, pídele que se vuelva más

agresivo.

Puedes decir internamente frases como:

“¡Vamos! ¿Qué vas a hacerme?

¡Quiero más!

¡Enséñame más!”.

Al mismo tiempo que le hablas a tu pánico, puedes “tirarte a morir”.

Tiéndete en el suelo, cae, exígele al ataque de pánico que haga lo peor, que

te “mate”.

Tal vez al leer esto sientas temor o rechazo y te digas a ti mismo: “Ni loco

le pido al pánico que me dé más. Ya tengo suficiente de él”. Pero no te

resistas. No te pediremos nada que pueda perjudicarte. Esta es la manera

más rápida de fulminar los ataques de pánico.

¡Hazlo!

Mientras practicas esta parte, los niveles de adrenalina y de estrés van a ir

subiendo, pero llegarán a su pico más alto y finalmente comenzarán a bajar.

Mientras, debes estar consciente de que al hacer esto, no corriste peligro

alguno. También estarás pasando por el proceso con conciencia total de lo

que te está ocurriendo, comprendiéndolo lógicamente.

Puede ocurrir que empieces a sentir el vendaval de pánico venir de nuevo

luego de que bajó la intensidad. Esto se debe a que en tu sangre aún corren

esas sustancias que producen excitación nerviosa. Debes esperar unos

minutos para que desaparezcan, y mientras lo haces, muévete, brinca, canta,

haz algo que te ayude a descargar energías y a terminar de drenar.

Al actuar de esta forma provocarás una especie de cortocircuito que bajará

el interruptor del miedo. La parte racional de tu cerebro le estará enviando

una señal a la parte emocional de tu cerebro. Le enseñará que en realidad no

hay un peligro. El cerebro emocional apagará las señales de alarma y

empezará a desestimar la idea de volverlas a encender.

La mayoría de las personas nunca más vuelve a tener un ataque de pánico

después de practicar esta técnica dos o tres veces. Y cuando los ataques de

pánico se van, significa que el nivel de ansiedad ahora se encuentra en una

escala más baja.

2. SENSACIONES EN EL CORAZÓN

La mayoría de las personas que sufren ansiedad o ataques de pánico en

algún momento han temido por la salud de su corazón. Esto se debe a que

constantemente experimentan sensaciones como palpitaciones, taquicardias,

vuelcos o cambios en el ritmo cardíaco.

Es probable que tú seas uno de los que ha acudido al médico para verificar

la buena salud cardíaca y seguramente te hayan dicho que todo está en

orden. Pero como sigues sintiendo estas extrañas palpitaciones y

movimientos en tu pecho, incluso opresión, temes padecer alguna patología

que el médico no ha podido diagnosticar.

PALPITACIONES

Las palpitaciones son momentos en los que el corazón de repente comienza

a latir más rápido de lo normal, por un período corto de tiempo. Esto te hace

prender las alarmas porque crees que puede darte un infarto. Al empezar a

sentir temor, quizás el corazón empieza a latir más rápido y entonces viene

la taquicardia.

Debes saber que las palpitaciones son completamente naturales y le pasan a

la mayoría de las personas. Algunas veces son ocasionadas por el

agotamiento, otras veces por estimulantes como el café. Algunas veces

simplemente el corazón busca cómo reacomodarse. No les tengas miedo a

las palpitaciones. Tu corazón es un músculo muy fuerte y no va a detenerse

o a explotar de repente solo porque tuviste una palpitación.

VUELCOS O EXTRASÍSTOLES

Se trata de latidos perdidos, es decir, que de repente el ritmo cambia y hay

un latido extra entre los latidos normales. Cuando sientes esto también

puede ser que se excite más tu corazón y empiece a latir más rápido. Puede

que te congeles de terror. Pero no temas. Generalmente este tipo de latidos

son inofensivos.

Recuerda que tu corazón, por muy fuerte y sano que sea, no es una máquina

perfecta, no es un reloj suizo. Algunas veces va a cambiar el ritmo. Se va a

acelerar o se va a ralentizar. Tal vez tenga un latido de más o un latido de

menos. No importa. No pasa nada. Son solo cambios normales que ocurren

en los corazones de todos.

QUÉ HACER ANTE LAS PALPITACIONES Y

EXTRASÍSTOLES

Cuando aparecen las palpitaciones, las taquicardias o los extrasístoles, de

inmediato vienen a tu mente las preguntas. “¿Qué pasaría... si mi corazón

no deja de latir rápido y de repente se detiene?

Y la respuesta debe ser algo así como: “¡Y qué! Sé que mi corazón goza de

buena salud. Solo está teniendo un momento diferente”.

Lo importante es desactivar desde el Paso 1 el miedo inicial que viene

cuando te preguntas qué pasaría. Simplemente resta importancia al asunto.

Deja que tu corazón lata al ritmo que le parezca conveniente. No quieras

tratar de controlar el ritmo de tu corazón. Deja que tu ritmo cardíaco fluya,

suba y baje con tu corazón. Confía en él. Tu corazón sabe lo que hace.

De ahora en adelante puedes hacer un acuerdo verbal con tu corazón. Le

vas a decir: “Corazón, confío en ti al 100%. Dejaré que hagas lo que más te

convenga hacer”. Al permitir a tu corazón hacer lo que le provoque, te

liberarás de la ansiedad que produce el estar comprobando tus latidos.

En caso de que estas palpitaciones se quieran convertir en sensación de

pánico o en un posible ataque de pánico, ya sabes lo que debes hacer. Corre

hacia el ataque de pánico. Emociónate y pídele que te dé más. Luego que

hayas desactivado el miedo activa el Paso 4. Continúa con lo que estabas

haciendo. Ocúpate en algo. Deja a tu corazón ser y estar. No compruebes tu

pulso, no compruebes tus palpitaciones. Tu vida sigue aunque tu corazón

esté haciendo cosas que te parecen extrañas.

3. RESPIRACIÓN ANSIOSA – AHOGOS –

OPRESIÓN

Cuando estás ansioso respiras mal pero no te das cuenta. Una forma

inadecuada de respirar ocasiona toda clase de sensaciones. Ahogo, opresión

en el pecho, mareos y muchas más. Cuando esto ocurre, empiezas a temer

que vas a sufrir un infarto o que te asfixiarás al no lograr tomar el siguiente

respiro.

Si llegas a hiperventilar, todos los “síntomas” se dispararán y es posible que

desesperes. Pero no lo hagas. No vas a morir ahogado ni te dará un infarto.

QUÉ HACER ANTE LA OPRESIÓN

La opresión en el pecho es una de las molestias más comunes entre las

personas ansiosas. También lo es la opresión en la garganta, pero como

todas las demás, estas molestias son inofensivas. Muchos dicen que sienten

como si tuvieran un peso o una banda haciendo presión en su pecho. Otros

dicen que sienten como si alguien les estuviera apretando el cuello.

La opresión en el pecho y la garganta son ocasionadas tanto por una

inadecuada respiración como por problemas digestivos derivados del estrés.

Si estás ansioso, los nervios tienden a “agarrarte” por el estómago. El estrés

puede ocasionarte reflujos o malas digestiones. Esto produce el riego de que

haya químicos en tu aparato digestivo.

Estas sustancias tocan los nervios que hay en esa área, y estos a su vez

lanzan señales de dolor o incomodidad, que luego se irradian y se perciben

como “dolor” u opresión en el pecho si ocurre en el estómago, y en caso de

que sea en el esófago, como opresión en la garganta. Cuando te ocurre esto,

tiendes a pensar que te estás ahogando o que hay algo malo con tu corazón.

Pero no es más que el sistema digestivo enviando respuestas a los niveles de

estrés que le inyectas.

Te podrías preguntar...

“¿Y si me da un ataque cardíaco?

¿Y si tengo una enfermedad en el corazón?

¿Qué pasaría si se me cierra tanto la garganta que me ahogo?”.

Respuesta: “Y qué... Nada me ha pasado hasta ahora cuando he tenido esta

sensación. No es mi corazón ni me voy a asfixiar. Solo es mi estómago”.

A continuación, acepta las sensaciones y deja que estén allí... Al fin y al

cabo no te harán nada. Puedes incluso ridiculizar, en el Paso 2, la visión que

tienes de esas sensaciones. Llegará un punto en el que dejen de ser tan

incómodas. Solo búrlate de ellas. Si les restas importancia, dejarás de estar

tan tenso y ellas irán desapareciendo.

No te paralices creyendo que se te cerrará del todo la garganta o que tienes

un infarto. Continúa con tu vida. Mañana seguirás estando allí y lo más

probable es que ya no te sientas así.

QUÉ HACER ANTE LA SENSACIÓN DE

AHOGO E HIPERVENTILACIÓN

Las personas estresadas y ansiosas respiran mal. Su respiración es

superficial. Tal vez no te das cuenta, pero cuando estás ansioso, respiras

más rápido tomando aire con más frecuencia que una persona relajada. Esto

hace que tu cerebro se llene de más oxígeno del que necesita y ocasiona un

desbalance entre el oxígeno y el dióxido de carbono en tu sangre y en tu

cerebro.

Ese desajuste enciende las ya conocidas alarmas y toda clase de sensaciones

empiezan a molestarte. Sientes como que los pulmones no te están

proporcionando el oxígeno que necesitas, aunque es todo lo contrario, estás

llenando tu cerebro de más oxígeno del que necesita.

Este tipo de sensaciones hace que te mantengas comprobando la forma

como respiras. Cuando tienes una respiración ansiosa puedes incluso llegar

a hiperventilar, es decir, que tu respiración sea tan corta y tan rápida que ese

desbalance del que te hablamos es mucho más violento y terminas

estresándote aún más.

Pero insistimos, eso no te va a matar. Solo tienes que aprender a respirar

correctamente.

Mientras tanto aplica el Paso 1 de inmediato cuando lleguen a tu cabeza los

pensamientos. “¿Qué pasaría si... me desmayo por falta de oxígeno o si

llega un punto en el que ya no puedo respirar?”. No dejes que esto te

preocupe. Podrías pasar horas y horas temiendo no poder respirar, pero

créenos, siempre terminarás respirando.

La respuesta correcta debe ser algo así: “¡Y qué! Todas las veces que he

hiperventilado no me he desmayado. Y si me desmayo alguien me recogerá

o simplemente volveré a levantarme”. Además, debes entender lo siguiente:

no importa cuánto lo intentes, no vas a dejar de respirar.

La respiración no es voluntaria, por más que trates de aguantarla, no vas a

lograrlo. Siempre terminarás respirando. La respiración es natural, ocurre

sola, no necesita de ti.

Al convencerte de lo anterior, podrás seguir aplicando los pasos aunque tu

respiración siga agitada, pero tener estos conocimientos te dará cierta

tranquilidad y finalmente tendrás que relajarte o al menos mantener un nivel

que no te lleve a sufrir un ataque de pánico debido a la hiperventilación.

Trata también de restarle importancia a este punto. Olvida la forma como

respiras y continúa con tu vida, con las actividades que estabas haciendo

(Paso 4).

De todas maneras, al final del libro agregamos algunos tips que pueden

ayudarte con este y otros problemas. Pero mientras tanto, recuerda abordar

cada ataque siguiendo los cuatro pasos.

4. DESMAYOS – MAREOS - VÉRTIGO

Los mareos y vértigos que experimentan las personas que tienen altos

niveles de ansiedad o de pánico, generalmente son producidos por sus

problemas de respiración. Es una de las molestias más incómodas porque te

hace sentir vulnerable. Cuando estás mareado y sientes vértigos o

inestabilidad, temes que puedes desmayarte. Te da la sensación de que

puede ocurrir algo malo contigo cuando te encuentras en un lugar público

rodeado de extraños.

La hiperventilación es uno de los principales detonadores de esta especie de

desvanecimiento o inestabilidad. Incluso podrías llegar a querer evitar

enfrentarte a ciertas situaciones porque sientes que algo malo puede pasarte

mientras no estás en un sitio que consideres “seguro”.

Ahora pon atención: es muy raro que una persona ansiosa que sienta estos

mareos y desvanecimientos llegue a desmayarse. Los desmayos son

también mecanismos de defensa para cuando una persona tiene la presión

muy baja. El cuerpo cae al piso para que de esa manera el riego de sangre al

cerebro sea más fácil.

No temas. Los desmayos son eventos extremadamente raros. Dudamos

mucho que tu cerebro necesite más sangre de la que está corriendo por él,

así que no tengas miedo de desmayarte. Esta sensación también se debe a

que hay mucha adrenalina y hormonas de estrés fluyendo por tu torrente

sanguíneo, pues tu cerebro ansioso piensa que hay una amenaza. Pero ya

sabes que no hay tal amenaza.

Volviendo a hablar de nuestro amigo, el hombre prehistórico, imagina que

él se hubiese desmayado cada vez que su sangre corría más rápido o que su

adrenalina estaba a millón porque se sentía amenazado. La historia de la

humanidad hubiese sido distinta. Los humanos no hubiesen sobrevivido

entonces si se desmayaban a cada rato.

QUÉ HACER ANTE EL TEMOR A DESMAYAR

Cuando te sientas mareado, débil, aturdido, vengan los pensamientos

perjudiciales y empieces a asustarte porque crees que te vas a desmayar,

inmediatamente desactívalos con una rotunda respuesta: “Y qué... Si me

desmayo, me desmayo. No lo podría evitar. En un rato volveré a despertar”.

Si la sensación de mareo es muy fuerte, te recomendamos que busques un

sitio donde sentarte para que te estabilices. Si te sientes mareado o con

vértigos mientras estás manejando, siempre es buena idea detenerse un rato

para tratar de estabilizarte y orientarte antes de seguir conduciendo.

Mientras tanto, acepta estas sensaciones diciendo algo como: “Permito a mi

cuerpo sentirse mareado”.

Cuando el temor a desmayarte es persistente y te está llevando a un posible

ataque de pánico, entonces debes emocionarte junto a esa sensación, igual

como te recomendamos antes para los ataques de pánico.

Reta a tu ansiedad. Dile que te haga desmayar. Pídeselo, dile algo así como:

“¿Me vas a hacer más débil? OK. Hazme desmayar ahora. ¡Vamos! Hazme

desmayar”.

En este momento también puedes tenderte en el piso. Por supuesto que no

vas a perder el conocimiento. Entonces sigue retando a tu ansiedad: “¿No

me vas a hacer desmayar? Pues me levantaré y seguiré con mi vida”.

Está claro que tu ansiedad no te va a hacer desmayar, por más que se lo

pidas. El miedo terminará esfumándose al practicarlo varias veces. Luego

de hacer esto debes empezar a ocuparte de nuevo, mantener tu interés en

algo útil, seguir con tu vida aunque te sientas un poco mareado, siempre y

cuando el mareo no represente un riesgo para esa actividad (conducir, por

ejemplo). En estos casos, ya sabes, detente un momento para estabilizarte y

luego sigue.

Atención: Es importante que no evites las situaciones en las que

comúnmente empiezas a sentir mareos o desvanecimiento. Sigue haciendo

esas actividades aunque te dé miedo. No las evites, continúa con tu vida.

5. NÁUSEAS

Ya hemos mencionado que la ansiedad tiene un gran impacto sobre el

sistema digestivo y sobre la región abdominal. En algunas ocasiones, las

personas ansiosas pueden sentir como un nerviosismo en la boca del

estómago, algo así como cuando hablamos de “mariposas en el estómago”.

Muchas veces, esta molestia nos produce miedo a vomitar y el temor

aumenta aún más la sensación de náuseas, haciendo aún más probable que

vomites.

Seguramente este miedo a vomitar y estas náuseas son más intensos cuando

te encuentras lejos de tu casa. En tu casa te sientes más seguro y piensas

que puedes simplemente ir al inodoro y vomitar. Hay menos estrés por este

tema y simplemente no temes. Al no temer, el estómago se relaja. En

cambio, si estás en otros lugares o situaciones tu miedo aumenta porque las

ganas de vomitar representan una molestia mucho más grande e incómoda.

En todo caso, te diremos lo de siempre: vomitar o tener náuseas no es un

peligro. No te va a mata, y si vomitas no es el fin del mundo.

QUÉ HACER ANTE EL MIEDO A VOMITAR

Ya sabes que lo primero es eliminar los pensamientos de “¿Qué pasaría?”.

Quizás te vengan a la mente ideas como... “¿Qué pasaría si vomito?”.

Tumba ese temor con respuestas como esta: “No importa. Aquí tengo una

bolsa en la que puedo vomitar si lo necesito. O iré al lavabo a salir de eso

de una vez. No es gran cosa, a todo el mundo le dan ganas de vomitar”.

Luego de esto, permite que esa sensación fluya en tu estómago de la manera

que desee. No te resistas a la sensación. De esta manera bajará el nivel de

estrés, y es muy probable que tu estómago se relaje y deje de enviar esas

ganas de vomitar a tu cerebro y que los músculos abdominales empiecen a

relajarse y las náuseas disminuyan.

Si aún haciendo esto sigues preocupado por tener ganas de vomitar, utiliza

esta ya conocida y valiosa herramienta: Reta a tu ansiedad. Pídele hacerte

vomitar. Al principio puede ser necesario que lleves contigo una bolsa de

papel en la que puedas vomitar en caso de que sea necesario. Es muy

probable que nunca llegues a utilizarla, pero el hecho de tenerla allí te va a

dar cierta relajación.

Lo cierto es que vomites o no, luego debes continuar con tu vida y retomar

las tareas que estabas haciendo. Recuerda, no le prestes importancia a estos

episodios. A medida que te vayas relajando y perdiendo los temores y las

angustias, esa sensación desaparecerá para siempre.

OTRAS SENSACIONES Y SÍNTOMAS

A continuación te presentaremos otra serie de sensaciones, “síntomas”,

molestias y respuestas que tu cuerpo experimenta cuando sufres de ansiedad

o ataques de pánico. En los puntos anteriores ya pudiste ver cómo debes

aplicar los cuatro pasos cuando se presentan estas molestias. Básicamente

se trata de lo mismo, pero quisimos desglosar las más importantes para que

tengas una idea más clara de cómo hacerlo.

Sin embargo, estas otras molestias de las que hablaremos en adelante solo te

las vamos a explicar para que entiendas por qué te ocurren, aunque

agregaremos breves consejos. Pero a estas alturas ya debes saber

exactamente qué hacer cuando aparezcan estos y otros síntomas.

Simplemente tienes que aplicar los cuatro pasos adecuando las frases, ideas

y respuestas a la molestia que quieras tratar.

Queremos presentar esta explicación adicional para que tu mente lógica

comprenda el mecanismo que te lleva a experimentar esas extrañas

sensaciones. Teniendo más conciencia de ello se relajará la parte emocional

de tu mente e irás perdiendo el temor a sentir cualquier achaque.

TENSIÓN MUSCULAR - TEMBLORES

Cuando tu cuerpo se prepara para luchar o huir, los músculos se ponen

tensos. Sobre todo los del cuello y los de la parte superior de tu cuerpo.

Como finalmente no haces ningún esfuerzo físico, esta tensión queda

atrapada en tus músculos por demasiado tiempo, haciendo que tu cuerpo se

sienta tenso, rígido. Incluso algunas veces los músculos empiezan a

sacudirse o a temblar. Pero tranquilo, ya sabes que solo es una reacción al

exceso de adrenalina.

Puedes tratar de estirarte. Caminar, agitarte un poco para liberar la energía

acumulada. También es positivo realizarte automasajes o pedirle a alguien

que te haga masajes para la relajación muscular. Puedes buscar tutoriales al

respecto en internet.

SUDORACIÓN

La sudoración es un mecanismo para mantener fresco a nuestro cuerpo. En

una situación de lucha o huida, tu cuerpo necesita mantener una

temperatura adecuada para no sobrecalentarse a la hora de escapar o

enfrentar un peligro.

Lo malo es que como se trata de una falsa alarma, empiezas a acumular

sudor innecesariamente y esto incluso puede hacerte pasar cierta vergüenza

social, cuando se hace notorio. Y se puede convertir en un círculo vicioso,

porque la angustia de estar sudando puede hacerte sentir más nervioso y

provocar más sudoración aún. Debes relajarte. Trata de refrescarte y no

pienses mucho en eso.

MUCHAS GANAS DE IR AL BAÑO

Las personas ansiosas sienten con más frecuencia ganas de ir al baño. Puede

parecer muy extraño, pero también es un mecanismo de defensa y de

supervivencia. Cuando una persona, como nuestro amigo prehistórico, tenía

que salir corriendo para huir de una amenaza, necesitaba ir lo más ligero

posible y descargar todo el peso innecesario en su cuerpo.

La respuesta es que se disparan las ganas de hacer pipí o incluso de evacuar.

Es por eso que cuando tenemos miedo o nervios, nos atacan las ganas de ir

al baño. Claro que tú no necesitas descargar nada porque no estás en una

amenaza real. Pero al final también es inofensivo, aunque un poco molesto.

Trata de relajarte y sacudir los miedos para que esto no te pase.

DIFICULTAD PARA TRAGAR

Ya te dijimos que la ansiedad puede ocasionar una sensación de opresión en

la región del cuello. Este nudo en la garganta en muchos casos dificulta la

deglución, es decir, te hace más difícil tragar al tratar de beber o comer.

Dentro de la garganta hay una musculatura, y si estás estresado y tenso,

esos músculos también están estresados y tensos. Por eso tienes esa

sensación como si algo estuviera ahorcándote. Como en todo lo demás, la

clave para esto es relajarte.

Si este nudo en la garganta representa un problema muy molesto para ti a la

hora de comer, prueba a hacer lo siguiente. Mastica, mastica y mastica. Al

final la deglución, es decir, el acto de tragar, es un reflejo natural por lo que

sin duda terminarás tragando. Tu garganta no se va a cerrar hasta el punto

de no dejarte comer.

Recuerda que siempre debes tratar de relajarte. Ya sabes que esa opresión

no es una enfermedad. Un buen ejercicio para soltar la tensión es cantar

mucho. Cantar y cantar para que disminuya la tensión muscular alrededor

del cuello y la garganta.

CEFALEAS (DOLOR DE CABEZA) -

MIGRAÑA

Los niveles altos de ansiedad y estrés provocan dolores de cabeza que

pueden convertirse en migrañas. Cuando decimos migraña nos referimos a

un dolor de cabeza que se siente con mucha más intensidad y que te hace

más sensible a la luz, a los sonidos y a los movimientos.

Por ejemplo, si trabajas frente a la computadora, la migraña se puede

desatar debido a que fijas constantemente la vista en las luces del monitor.

Los dolores de cabeza del tipo tensional son los más comunes. Estos

dolores son ocasionados por el endurecimiento de los músculos de tu

cuello, de tu cabeza y de la parte superior de tu espalda. Las personas con

migraña crónica generalmente también sufren de estrés, ansiedad e incluso

trastornos depresivos.

La ansiedad puede disparar las cefaleas tensionales porque al mantenerte en

estrés y angustia, la tensión muscular siempre está presente.

Comments

Search This Blog

Archive

Show more

Popular posts from this blog

TRIPASS XR تري باس

CELEPHI 200 MG, Gélule

ZENOXIA 15 MG, Comprimé

VOXCIB 200 MG, Gélule

Kana Brax Laberax

فومي كايند

بعض الادويه نجد رموز عليها مثل IR ، MR, XR, CR, SR , DS ماذا تعني هذه الرموز

NIFLURIL 700 MG, Suppositoire adulte

Antifongiques مضادات الفطريات

Popular posts from this blog

علاقة البيبي بالفراولة بالالفا فيتو بروتين

التغيرات الخمس التي تحدث للجسم عند المشي

إحصائيات سنة 2020 | تعداد سكَان دول إفريقيا تنازليا :

ما هو الليمونير للأسنان ؟

ACUPAN 20 MG, Solution injectable

CELEPHI 200 MG, Gélule

الام الظهر

VOXCIB 200 MG, Gélule

ميبستان

Popular posts from this blog

TRIPASS XR تري باس

CELEPHI 200 MG, Gélule

Popular posts from this blog

TRIPASS XR تري باس

CELEPHI 200 MG, Gélule

ZENOXIA 15 MG, Comprimé

VOXCIB 200 MG, Gélule

Kana Brax Laberax

فومي كايند

بعض الادويه نجد رموز عليها مثل IR ، MR, XR, CR, SR , DS ماذا تعني هذه الرموز

NIFLURIL 700 MG, Suppositoire adulte

Antifongiques مضادات الفطريات

Popular posts from this blog

Kana Brax Laberax

TRIPASS XR تري باس

PARANTAL 100 MG, Suppositoire بارانتال 100 مجم تحاميل

الكبد الدهني Fatty Liver

الم اسفل الظهر (الحاد) الذي يظهر بشكل مفاجئ bal-agrisi

SEDALGIC 37.5 MG / 325 MG, Comprimé pelliculé [P] سيدالجيك 37.5 مجم / 325 مجم ، قرص مغلف [P]

نمـو الدمـاغ والتطـور العقـلي لـدى الطفـل

CELEPHI 200 MG, Gélule

أخطر أنواع المخدرات فى العالم و الشرق الاوسط

Archive

Show more